Leo hoy la noticia de las dos gemelas canarias que se encuentran por casualidad y descubren su relación.
Diez minutos más tarde recibo una llamada de una conocida desde Barcelona. Me llama para decirme que, a su vez, está con otra conocida que afirma haberme visto en el puente aéreo y que ya que estoy en Barcelona que por qué no salimos a cenar.
Juro por mi ADN que yo no he pisado la tecuatro ni la dos ni la uno ni la cero coma cinco en todo el día y que no puedo ser yo porque apenas sí he salido de mí misma a lo largo de la jornada.
La segunda conocida desconfía de mi versión y le insiste a la primera para que me líe para cenar. Ante la situación, y puesto que hablábamos a un móvil, le facilito un teléfono fijo donde puedo contestar y demostrar que no estoy donde ellas dicen que estoy. Por lo menos, que no estoy en Barcelona. Gracias a la telefonía fija, terminan creyéndome. Yo ya me veía poniendo una conferencia con el oso y el madroño de fondo.
Mira que si tengo una gemela al 99,99% rondando por el puente aéreo y yo aquí, con estos pelos. Me voy con cierta inquietud a la cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario