EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


domingo, 25 de abril de 2010

Besando suelo

En un rato, salgo disparada para Argelia. Será breve pero el retorno a Madrid parece casi un trayecto de Paco Martínez Soria con sus gallinas a cuestas. Antes de regresar al punto de partida, habré pasado por Barcelona, Alicante, Jávea y finalmente, Madrid.

De Argelia, no os cuento nada que para eso tenéis San Google. Me pierdo otra vez la oportunidad de visitar Orán que, a veces, con las prisas se queda una con las capitales y no tiene oportunidad de visitar las profundidades y aledaños de los países que va pisando. Cualquier día de estos, me veo como el Papa, besando suelo y hasta otra. O equivocándome en el saludo, como los grandes de la copla cuando hacen giras de conciertos.

Nos vemos a la vuelta.

lunes, 19 de abril de 2010

La radio

Llevo todo el día en casa, adecentando esto para que no parezca la cueva de Alí Babá, tirando papeles viejos, guardando los nuevos y viendo qué toca hacer mañana. Y sin televisión. Por toda compañía, la radio y la música y el ordenador por donde os vais asomando poco a poco a lo largo del día y resulta gracioso. Un mensajito aquí, uno allí y de pronto una vieja amiga griega, perdida en la memoria de los tiempos que me localiza por los mecanismos mágicos del mundo de Internet.
Y la radio de fondo. Como siga así, no me traigo la TDT. Cada día estoy mejor sin tele. De verdad, que llevo un rato pensando qué echo de menos de ese aparato y salvando las noticias y Buenafuente, soy capaz de sobrevivir sin este cacharro. Cosa que ya no podría decir del ordenador.
Buena semana para todos.

sábado, 17 de abril de 2010

Un joven poeta recuerda a su padre

Hoy dormí en el avión de vuelta. Tuve la suerte de tener tres butacas para mí sola y pude acostarme. A una sacudida del avión, me desperté. Noté que estaba llorando. Dos lagrimones secos y tontorrones y supe sin duda con quién estaba soñando. Leo esto ahora de casualidad y era esto mismo lo que debía de pensar en sueños. De Raquel Lanseros. Ni en sueños pasa el dolor.

Ahora ya sé que pasé por tu vida
como pasan los ríos debajo de los puentes,
-indiferentes, turbios, orgullosos-,
con la trivialidad desdibujada
de las pequeñas cosas que parecen eternas.

Muchas veces lo obvio
se oculta tras un halo de extrañeza,
tras la costumbre lenta, indistinguible
del aura fugitiva de las vivencias únicas.
Es difícil saber
que la belleza abrupta del vivir cotidiano,
tan desinteresada de sí misma,
nacida sin clamor ni pretensiones
es en esencia tan mágica y rotunda
que resulta imposible de imitar a propósito.
Y es aún más difícil
comprender que la fiesta de las cosas sencillas
casi siempre termina
mucho antes que la voluntad del festejado.

Inmóvil vi pasar ante mis ojos
el desfile callado de tu vida
con tus sueños cansados en otoño,
tus alegrías de puertas para adentro
y tus desvelos discretamente cálidos.
Creo acertar si digo
que nunca te di nada que no fuese
un préstamo a mí mismo.
Te pedí, sin embargo, tantas cosas.

Hoy, inmóvil de nuevo, asisto inerme
a este desfile amargo de tu ausencia
mientras mi corazón -dividido y atónito-
comienza a descubrir que la vida va en serio.

Te recuerdo. Hace frío
y el frío me devuelve
aquella forma tuya tan sutil
de ofrecerme a la vez un corazón errante,
la suerte en un casino de Las Vegas,
la lluvia indescifrable del desierto,
los versos de Machado en un suburbio.

Ahora ya sé que pasé por tu vida indolente y confiado, -sin asombro-,
como suelen vivir todos los hombres
que no conocen todavía la pérdida.

El Papa en Malta y yo, en Madrid

Hoy dice el miserable del Papa que la Iglesia está pagando por todos sus pecados o algo así. Está bien, la frasecita pero a ver si dice de una vez delito en lugar de pecado y logra convencernos también a los ateos del arrepentimiento y del propósito de la enmienda. Mientras el Papa se lía con lo suyo en Malta, yo he regresado a Madrid. La única de todos mis colegas que se ha hecho con un avión hacia Europa.


Por cierto, si tenéis un coche y ganas de hacer algo no permitido, se rifaban a los taxistas en la puerta del aeropuerto de Madrid para carreras de dos mil euros y en adelante. Madrid-París, Madrid-Estocolmo. No quiero ni pensar en cómo van a llegar esas criaturas a sus destinos.

Los malos humos

Me entero desde Túnez de las consecuencias del volcán del que nadie dice su nombre porque no hay huevos a decirlo. Parece que de aquí a Madrid se puede volar sin problemas y eso me toca hacerlo mañana.
Llego en sábado y pienso dormir el domingo como si nunca hubiera dormido. Como si fuera la primera vez que veo una cama. Como si nunca fuera a dormir más. Como si no tuviera otra cosa que hacer que, de hecho, así será el domingo.

jueves, 15 de abril de 2010

En un rato

Salgo para Túnez en un rato, no mucho rato. Unas escasas horas. El destino en esta ocasión es Hammamet, que si me fuera en tanga, tendría un pase. Pero es que voy a trabajar, señores, que poca novedad es esa a esta altura del partido para mis fieles seguidores.

Os llevo en el recuerdo. Hasta Hammamet y hasta la vuelta que será el sábado.

miércoles, 14 de abril de 2010

Cuándo te vas a morir

Cada día me llaman más la atención la cantidad de páginas y anuncios publicitarios que te encuentras sobre el momento de la muerte. El tuyo, en concreto. Páginas que se llaman cosas tan curiosas como cuándo te vas a morir, cómo te vas a morir, la reencarnación existe, quién fuiste en el pasado o quién serás en el futuro. Y así.

Ayer hice un test en una de ellas en la de cuándo me voy a morir. Contesté a las preguntas diciendo que consumo tres kilos de carne diarios, fumo tres paquetes de cigarrillos al día, no hago nunca ejercicio, me paso la vida de estrés en estrés y tengo un insomnio del quince por lo que duermo una hora al día. Antes de que reventara el servidor y él solito llamara al Samur para venir a mi rescate, decidí apagar el cacharro. Imagino que me llevaría el premio gordo y que la cosa sería para mañana o pasado mañana.

Lo peor de todo esto es que igual hay gente que paga de verdad para que le den la respuesta a semejantes preguntas.

Felicidades, Manuel

Cuatro años cumple hoy mi sobrinazo y acaba de hacer hace unos días sus primeras declaraciones a la prensa donde cuenta muy sueltecito sus preferencias y gustos en cuanto a los dibujitos animados que le gustan. Gana por goleada el dichoso cochecito, el Rayo Mcqueen (que igual no se escribe así pero ahora ya no me paro a buscarlo).

Este pedazo de niño que comparte nombre y apellido con su padre y con su bisabuelo cumple hoy cuatro años. A mí me pilla, como de costumbre, cuatro años más vieja que cuando nació. Como de costumbre, treinta y cuatro años más vieja que él. Ni pensar quiero cómo me pillará el día que decida reproducirse.

Pero esto es así. Cumple cuatro añazos y cada día le veo más joven. Se conserva bien, el condenado.

jueves, 8 de abril de 2010

Momentos sagrados

Estoy empezando a instituir una institución en mi propia casa (y esto no es el IKEA, señores) que se va a dedicar al respeto de los momentos sagrados que son, a saber: comer y cagar (con perdón). Eso significa que, a partir de ahora, cuando una servidora se siente a comer, cenar o decida desplazarse al cuarto de baño con alguna mala intención, hará oídos sordos a los reclamos de Internet (ahora me he apuntado a Facebook, que ya es lo último en disparate virtual y tensión emocional) y a los reclamos telefónicos. Si veis que no contesto a nada, ya sabeis dónde me puedo andar. Lamento la cosa escatológica de la entrada pero es que llevo una tarde que, por hache o por be, ni ceno, ni defeco, ni como, ni dejo comer.
A partir de ahora, declaro un espacio de momentos sagrados donde únicamente entraré yo y mi mismidad intrínseca.
He dicho.

sábado, 3 de abril de 2010

El caralibro

Casi terminando la Semana Santa, se apunta una a la modernez ésta del caralibro (en palabras del buen amigo que así lo llama) o más conocido por Facebook. No es que la cosa me esté apasionando especialmente pero tiene un puntito gracioso. Por ahora, no más. Sí me llama la atención que las señoras (no todas, pero sí muchas) ponen cosas como: casada con Pepito, relación sentimental con fulanito. Y te vas a los fulanitos y ellos están callados como perros. A los mismos fulanitos que están casados con las fulanitas de antes porque si no, a ver de qué.
Por el momento, no le pillo mucho gusto al tema. Se ve que soy más del correo electrónico y del blog. El caralibro parece cosa muy exhibicionista y da la sensación de que hay que estar siempre bien peinado no vaya a ser que pase por ahí algún intelectual y nos pille con estos pelos.
Veremos lo que dura el invento pero no le auguro (en mi caso) un gran futuro. Lo que más me fascina es la de dólares que se ha levantado su inventor con la cosa del caralibro. No hay nada como acertar en esta vida con alguna tontuna que se te ocurra y ya tienes la mitad del camino hecho.
Eso sí, gracias al caralibro, puedo jactarme una vez más de no haber visto ni un santo ni una procesión. Que me dan mucho susto. Y mi nuevo hogar, está listo para ser habitado en cuanto me traigan los muebles, señores y señoras.
Lo peor de la tarde es la sensación de llegar al final de ese descanso que sabe tan a poco siempre. Y no se ve en el horizonte nada que se parezca a un puente, a un fin de semana más largo de lo normal, ni por asomo. Lo lejos que queda agosto. Y lo pronto que está anocheciendo hoy.