EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


domingo, 30 de noviembre de 2008

Las primeras nieves

Pues sí, os iba a contar que estoy incomunicada en una casa rural pero no es del todo cierto. Estuve anoche viendo caer las primeras nieves del invierno pero no estoy del todo incomunicada. Hace un frío de pelotas (con perdón) y los tejaditos están blancos. Pero esto no ha cuajado como debería y aún no podemos hacer muñecos obesos, con cara de idiotas y nariz de zanahoria. Todo llegará.
Mientras tanto, sí os digo que me enfrento a diciembre con el alma encogida y el culo apretado. De entrada, cumplo treinta y siete en un abrir y cerrar de ojos (ya daré parte en su debido momento para que me dejeis las felicitaciones y parabienes pertinentes). Después tengo veinte días de trabajo que no se los deseo ni a mi peor enemigo, después la Nochebuena de los cojones (con perdón), la Nochevieja de los huevos (con más perdón), los Reyes y sus séquitos y así. O sea, que estoy ya con los pelos como escarpias tan sólo de pensarlo.
Lo único bueno de lo que viene es que voy a cobrar la extra. Bien mirado, es lo único bueno que le veo a este bonito mes de diciembre. Eso y que cogeré unas vacaciones que no se las va a saltar un gitano.
Saludos cordiales.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Los calcetinillos de la Espe

Que dice la Espe que no le ha dado tiempo a pasar por casa y se me presenta con los calcetinillos en la rueda de prensa, arreglá pero informal.
Francamente, y nunca me ha tocado un tiroteo, cuando yo regreso de viaje, de un viaje de ese calibre, lo más decente es irse a casa a ducharse y a refrescarse la entrepierna.
Así que si la Espe ha pensado que le daba más realismo al asunto yendo de aquella guisa, creo que se equivoca. Cualquier ciudadano se hubiera ido a dormir, a ducharse y luego hubiera hecho las declaraciones que hubiera tenido que hacer. Pero no. SuperEspe se planta con los calcetinillos, nos dice que no ha pasado por casa y luego ya se marca el rollo. En fin, que si quería demostrar valentía y arrojo, también podía haber dejado salir antes a su séquito. Pero es que así, Espe, hija mía, no resulta ni creíble. Y encima tiene un punto patético que te revuelve las tripas.
(Quería evitar lo de los calcetinillos de la Espe porque no es tema de mi agrado pero inexplicablemente, se me ha quedado la imagen grabada en la retina y estoy en un sinvivir).

jueves, 27 de noviembre de 2008

Sotillo de la Adrada

Cuenta la web oficial de Sotillo de la Adrada que "aunque en la Crónica de la población de Ávila se alude a una batalla de Sotillo en la que los caballeros de Ávila, en su afán por expandirse hacia el sur, consiguen una gran victoria sobre los musulmanes, por no estar descrito el campo de batalla con precisión no nos atrevemos a asegurar que se trate de este lugar. Lo que sí afirmamos es que sus habitantes tienen una larga tradición ganadera; basta recordar que se documenta la aldea en fecha temprana, en 1182, época en que Raimundo de Borgoña comienza la repoblación de la provincia de Ávila. Unida su historia a la de los habitantes del antiguo Estado de La Adrada, se sabe que ya existía como aldea en el año 1661, con sus propios alcaldes y regidores; por la proximidad con la villa de La Adrada, no llegó Sotillo a tener Concejo propio hasta 1571.
Como aportaba a la villa señorial cuantiosos beneficios, no consiguió la autonomía municipal hasta el 7 de febrero de 1642, amojonándosele en aquella fecha un término que alcanzaba los 43 kilómetros cuadrados.
La suavidad de las lomas y el campo despejado por las roturas a que hace referencia su nombre –soto significa campo despejado– conoció en seguida un rápido auge demográfico, ya que el suelo sin componentes arbustivos, la abundancia de llanuras y las onduladas lomas permitían actividades agrícolas de gran interés para el abastecimiento de la meseta norte.
Sus producciones favorecieron un rápido crecimiento demográfico, por lo que no tardaría Sotillo en superar el número de habitantes de la villa matriz".
¿Que por qué pongo esto? Porque alguien ha entrado desde Sotillo de la Adrada a mi blog. Y, oye, en verdad, en verdad os digo, que no tenía ni idea de dónde andaba Sotillo. La curiosidad mató al gato y pensé que se merecía una entrada. Por la suavidad de sus lomas y su campo despejado.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Artículo del escritor español Arturo Pérez-Reverte, publicado en ‘El Semanal’ el 15 de noviembre de 1998

LOS AMOS DEL MUNDO.Arturo Pérez-Reverte.


Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se loscruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, enla agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el desus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van amandar al paro en nombre de un tres punto siete, o de un índice deprobabilidad del cero coma cero cuatro.Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de unaferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron unmáster en Tokio -o al revés-, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o ala de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capitalmanagement, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilateralesde inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta elpartido del domingo.Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas quecirculan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van aatropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará a usted elconsuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles loshuevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas,tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tanexpertos que siempre terminan por hacerlo suyo; porque siempre ganan ellos,cuando ganan, y nunca pierden ellos, cuando pierden.No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinacionesfastuosas de economía financiera que nada tiene que ver con la economíaproductiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y conhumo, y los poderosos de la tierra pierden el culo por darles coba ysubirse al carro.Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder; el riesgo es mínimo.Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio,grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces elpresidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión debancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcioeuroasiático y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría enla aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar esepelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en lasegunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos porciento no se encuentran todos los días.Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real,con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, ypalmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometensus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía susfallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: altoriesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Yesos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en laeconomía mundial, muestran su lado negro. Y entonces -¡oh, prodigio!-mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban elcotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que laspérdidas, no.Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esospijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran alMonopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros.Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores soncolectivos y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas deemergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichisde la Bernarda.Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, lapagan con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con sus puestos detrabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y losmillones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantancada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externade países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros deespeculadores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amosde la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismoeconómico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

Pecado mortal

Sí, hermanos, ayer pequé. No sólo de pensamiento, sino también de obra y corazón. Eso sucedió entre mi paso por el Ateneo y mi llegada al Corral de la Morería. En ese fragmento de tiempo, no más de dos horas y antes de una cena copiosa (y gratuita, todo hay que decirlo), cometí un pecado mortal, reservado sólo a unos cuantos privilegiados en este mundo.
Y es que después de haber descubierto hace tiempo una tienda de joyas curiosas y preciosas, más de dos años de su descubrimiento y de pasar por su escaparate con carita de lástima (a ver si la dueña se apiadaba de mí y me regalaba algo), entré por primera vez en la tienda como quien entra en un santuario.
Aún así, y a mi favor, declararé que compré una joya que ni siquiera será para mí. Pero la botella se ha descorchado y no descarto, mucho antes de dejar pasar otros dos años, volver allí, sin cara de pena y comprar algo que sea para mí. Tal vez cometa un exceso de verdad antes de acabar el año.
Rezad por mí.

martes, 25 de noviembre de 2008

Día curioso

Después del vomitajo que solté ayer (por algún sitio tiene una que desfogar y en ausencia de marido siempre viene bien el blog para soltar un vomitajo), os comento que vengo del Corral de la Morería. Dos de la mañana. Y alguien se preguntará que qué he hecho allí. Y yo me pregunto que eso quisiera saber yo. Porque momentos antes, yo estaba en el Ateneo, en la presentación y puesta de largo del libro de una amiga. Pero es que momentos antes, yo estaba trabajando tranquilamente. Y momentos antes, comiendo con una colega del Kurdistán iraquí. Y un rato antes, charlando con otros colegas. Y un momento antes, yo andaba desayunando. Y un poco antes de eso, estaba en la ducha. Y momentos antes, escribiendo el vomitajo de ayer.
Pues eso, que hay días que empiezan en una ducha, con cierta normalidad, y terminan en el Corral de la Morería.
Sólo espero que pronto pase de mí este cáliz y, sobre todo, espero que no llegue un día en que comience mi mañana en el Corral de la Morería para acabarlo en la ducha. El orden de los factores, sí altera el producto. Digan lo que digan.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Que cómo estoy...

Debería estar evitando escribir esta entrada pero a la pregunta de muchos de ustedes, por otros canales, se me antoja que no está de más hacerlo. La pregunta es que cómo estoy. La respuesta es que estoy hecha una mierda. Es una respuesta sencilla, concisa, clara, poco fina pero es la realidad. La única realidad que me ocupa desde que murió mi padre. Estoy hecha una mierda porque me cuesta aún creerme que no está. Aún parece una broma pesada que ha de pasar en algún momento. Aún parece que puede aparecer por algún rincón a echarme alguna bronca de las suyas. Aún parece mentira que esto vaya a ser para siempre y hasta el fin de mis días. Si vivo hasta los cien, como tengo previsto hacer, pasaré setenta años acordándome de él.

No me hago a ello y no sé si quiero hacerme. Mi cerebro no quiere. Mi corazón, tampoco. En el aeropuerto de Marsella, llegué a tener un regalo en las manos para él cuando ya hacía días que no estaba. No estampé el regalo contra el suelo porque la señorita azafata del aeropuerto me miraba con cara rara. No me extraña. Debí mascullar algo en castellano castizo, apretar el gesto y cagarme en algo feo. La azafata, que de tonta no tenía un pelo, me observaba atentamente. Cualquiera se para a explicarle a la señorita de Marsella algo así.En este tiempo, he llorado en aviones, aeropuertos, cuartos de baños, hoteles. Le he llorado en Dakar, en Valencia, en Marsella, en Casablanca, en Bruselas. Le he hablado a cada momento, le he dicho que si pudiera vengarme de algo o de alguien lo haría. Si pudiera despedazar con mi manos a quien sea el responsable último de habérselo llevado, lo haría. Es más, en momentos así, he deseado que haya un Dios, lo más parecido posible al Dios de los cristianos y que en algún momento me lo encuentre, donde esté. Para cagarme en su puta madre. Y después morir tranquila.

No puedo aún con la idea de lo irreversible, de lo eterno que se hará no tenerle nunca más. No me valen consuelos bobos ni frases hechas: es ley de vida, no ha sufrido mucho, más vale así, a todos nos llega la hora, por ahí pasaremos todos, hay que mirar la cara positiva de la vida...cada vez que las escucho, me juro a mí misma no decírselas a nadie en esta situación. No me vale pensar en las muchas cosas que tengo, que hago, que están por hacer, que estoy haciendo. No me vale, no. No me vale porque todo eso ya no lo podrá ver ni yo se lo podré contar. Las pocas o muchas ilusiones que tenía hace sesenta días, que aún no hace sesenta días, no las tengo claras. Lo que tengo claro es que ahora mismo no me ilusionan.

Me da vértigo pensar en el próximo dos de diciembre. Mi primer cumpleaños en treinta y siete años sin escuchar su felicitación. Sin que me meta en un sobre unos euros para "que te compres lo que tú quieras". Me da aún más vértigo en la próxima Nochebuena porque nosotros nos iremos y no volveremos más. Me quiero ir de este año 2008, cuanto antes y pasar al otro, al 2009. Pero también me da vértigo que ese año ya no lo vivirá él, ni siquiera lo empezará. Me da vértigo todo.

Dicho esto y consciente de que de nada sirve el pataleo porque nada arregla, se pueden ustedes remitir a esta entrada cuando de verdad quieran saber cómo estoy. Arrastro también una migraña permanente desde hace sesenta días que no me matará porque no va a poder conmigo. En caso de no querer escuchar todo esto, mejor no hacer la pregunta. Me niego a responder que bien, que tirando, que aquí estamos y cosas así. Esta es la única verdad y queda dicha y colgada en el ciberespacio. Para que conste en acta.

Desayunos orientales


Hoy he dormido como una becerra. Eso significa que me he levantado a las doce del mediodía y sin remordimientos de conciencia. Como cuando era adolescente y me pasaba los veranos dormitando a la sombra de un sauce llorón (por ejemplo). Pues sí, he dormido como una becerra, placenteramente, como un bebé, sin sobresaltos, sin prisas, sin planes, sin obligaciones. No encuentro otra actividad que me provoque más placer en los últimos tiempos que dormir becerrilmente, que se diría así, seguro. Por mucho que no tengo ni idea de cómo duermen las becerras pero me da que duermen del tirón.

Además me he desayunado como a mí me gusta con un desayuno, propio de mi edad y condición. Con mi tomate, mi pan, mi queso, mis aceitunitas. Desayuno que practico desde mi estancia en tierras orientales en cuanto tengo la ocasión. Y es que, amigos míos, los desayunos de los hoteles me matan. Los zumos que no son zumos, el café que no es café, el embutido que no es embutido. Da igual el lugar o la ocasión porque si algo ha tenido de bueno la globalización es que comemos mierda todos. Y que no hay manera de tomarte un café en ningún hotel del mundo. Lo que cualquier humano cafeinómano entiende por un buen café.
Así que gracias a estas cosas de la globalización de las galaxias, resulta que lo mismo da dormir en Dakar, que en Bruselas, que en Bamako, que en Bangalore. Si algo une a los humanos en este momento y a gentes de cualquier raza y condición es la mierda de café que ponen en los hoteles a la hora de desayunar. No digamos ya el café que se sirve en los aviones que si malo es que no nos dejen fumar (por motivos de seguridad), al menos y por caridad, deberían servir un café en condiciones. Pues no.

Así que desde esta pequeña plataforma virtual, exijo a los gobiernos del mundo, al G-20 y a su madre que viniera a hablar conmigo, que reflexionen atentamente sobre este asunto. Estoy convencida que si cambiara el café de los hoteles y de los aviones, las cosas serían de otra manera. Al menos, yo, me pondría de menos mala leche. Y eso, sin duda, puede cambiar también el curso de la Historia (con mayúsculas).

He dicho.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Vos pensás que os sabeis el resto de vuestra vida y mirá...

Pues mientras escribo esto, la 2 me regala El hijo de la novia. Yo no sé las veces que habré visto la película ni en cuántos formatos. Aquí la tengo en un cajón, en una colección de pelis que veo cuando tengo tiempo. "Vos pensás que os sabeis el resto de vuestra vida y mirá...me bebí un tango de dos años". Mirando los ojazos del Darín que cada vez me gusta más y cada día me parece más guapetón, el tío.
Para compensar, voy leyendo a un tiempo Gomorra, ese viaje al imperio económico y al sueño del poder de la Camorra. Para que no me sea todo dulce y argetinón, un poco de camorra napolitana. Un poco de sangre y luego un vos argentino.
Por supuesto, hice las labores del hogar, me levanté a las once, he hablado por teléfono con amigos, me he acordado en silencio de los enemigos, he preparado comida, he arreglado la cama como las antiguas (con colchas y brocados orientales), he hecho abluciones diversas. Todo esto en siete horas. No hay nada como no estar nunca en casa para hacer de todo en siete horas.
Aún me vengo al blog.
Escuchá, ¿no querés casaros conmigo?.
Os dejo que Darín está cocinando en su restaurante.

Como las personas normales

Hoy me dispongo a pasar un fin de semana normal, en una casa normal y como las personas normales. Eso significa que no cambio de cama, ni de ciudad, ni de país. Parece una tontería pero me relaja mucho la idea de estar en casa, de no tener nada que hacer mañana y de no poner los despertadores. El estado, no es de felicidad absoluta (dicho está que eso no puede ser desde hace unas semanas) pero sí de tranquilidad absoluta.
Mañana, si me pongo, soy capaz de hacer la colada y la compra. Placeres ambos de los que se disfruta sobremanera cuando no se pueden hacer. Compraré un plátano, un pepino, media manzana y media lechuga (mi tendero es como mi psicólogo y entiende cómo vivo y lo difícil que es comprar para uno y comer a saltitos). Antes mi tendero-psicólogo me ponía ojos de borrego, el pobre. Después, me empezó a dar palmaditas en la espalda (esta muchacha, tan joven, tan sola, tan desamparada, tan poca cosa...). Después comenzó a servirme los plátanos partidos y las lechugas a medias. Y ahora, que se está divorciando de su señora y está a brazo partido con ella, creo que me envidia como nunca y se pregunta por qué tengo la piel tan tersa y el gesto tan relajado. Ya lo entenderá cuando comience a comprar plátanos partidos.
A lo que voy. Que si alguien quiere venir a verme, estoy en casa. Con el mandil puesto, la cofia, las zapatillas de franela y el camisón.
Es lo que hay.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Desde Bruselas

Esto es lo que hay. Bruselas estaba nada lluviosa a mi llegada y todo ha ido a pedir de boca y segun el programa establecido. A excepcion de las tildes, que no las tengo.
Ahora tengo echado el ojo a un turco, a un restaurante turco para los peor pensados, que tiene pinta de caro pero tambien de servir exquisiteces diversas. Me queda enfrente del hotel y no quiero ni pensar mucho ni caminar hasta el nene de la meada eterna. Lo que mas me gusta de esta ciudad es la amabilidad de sus gentes. Por lo demas, es aburrida hasta limites insospechados.
Os envio un beso desde Bruselas y que sepais que renuncio a los mejillones esta noche. Mi endocrino me dijo que tanto mejillon como comia en otra epoca, no podia ser bueno.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Apostasía

Después de la Sentencia del Tribunal Supremo, me voy a esperar a mandar los papeles para convertirme en una infiel oficial a la vuelta de las vacaciones navideñas.
Por si os interesa el tema:

Letrinas

Hoy me he reído con ganas y eso no es fácil en mi estado actual que es el que el común de los mortales puede definir como el estado de "no tener el chichi para farolillos". Pues bien, habida cuenta que no tenemos el chichi para farolillos, resulta que una buena amiga (inocente ella por contarlo, sabiendo que tengo un blog), me relata hoy un viaje a un país que no mencionaré y todo en misión especial de trabajo. Resulta que yo no sé cómo ni por qué, la tía se ha tirado quince días hablando de mierda (sí, señores, de mierda) con los paisanos. A lo que voy es que ha estado haciendo fotos a letrinas, cañerías y tuberías (por lo que yo he entendido) y explicándole a los paisanos cómo y por dónde han de cagar para que aquello no se atasque. Cosas de la cooperación internacional (por lo que se ve, insisto).
En un momento dado del relato, se me vuelve para decirme que ahora que ha viajado por trabajo, con tanto estrés y tanta cosa, me entiende perfectamente. En este punto, le he aclarado que mis temas de trabajo son un tanto menos escatológicos y que una viaja pero no habla de mierda con cualquiera ni da charlas sobre cómo marear la cosa.
Ustedes me disculparán pero le debía esta entrada a mi amiga, que es un ángel, que yo lo sé, pero que se mete en unos vericuetos, cuando menos, muy oscuros.
Mañana viajo a Bruselas. Lo único que se me ocurre para igualarme a mi amiga es hacerle otra foto al niño meón de Bruselas. Y ni aún así se supera el relato de las letrinas de esta noche. Relato que ha sucedido, para mayor inri y para purgar mis pecados, en un restaurante chino.
Nos vemos el viernes a mi retorno, si el Profeta así lo quiere.

lunes, 17 de noviembre de 2008

1938-2008

Hoy, diecisiete de noviembre de 2008, D.Jesús hubiera cumplido setenta años de no haber sido porque el destino se le ha atragantado de mala manera. Lo primero que he hecho al despegar el ojito esta mañana ha sido felicitarle. Por si me oyera desde algún sitio.
Hace un año, en su último cumpleaños del 2007 y cuando le cayeron 69, le llamé desde Damasco para felicitarle. Había kilómetros, distancia, hoteles, un mar entero entre nosotros, pero nos escuchamos y nos hablamos. Nos prometimos celebrar este del 2008 en condiciones y juntos. Pero no llegó. Aún así, hoy me he venido a su casa a celebrarlo entre sus cosas. A ver sus libros, su mundo, su sitio.
No es un buen día pero aquí estamos.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Quizás no te equivocas

(Recibo ahora mismo este correo de alguien que conoció a mi padre tan solo unas horas. No puedo evitar conservarlo y copiarlo aquí porque me ha emocionado que alguien, en tan poco tiempo, oliera la esencia de quien fuera mi progenitor)

Querida Alejandra:

Disculpa mi tardanza en responder, tu correo me llegó entre viaje y viaje y aunque lo leí no había tenido un momentito tranquilo para responder. Siento muchísimo la pérdida de tu padre. Ciertamente me acuerdo de él. Cuando leí tu correo pensé inmediatamente en nuestro paso por Cuenca para tu boda. A pesar de que no tuve mucho tiempo para conocerle, tengo algunas impresiones grabadas de él y de ese momento. Probablemente es a quién más recuerdo de tu familia.
Recuerdo una persona muy alegre, muy vital, muy generosa. Recuerdo también que se notaba claramente que entre vosotros había un vínculo muy fuerte, y siempre me pareció que adorabas a tu padre y que tu, sin lugar a dudas, eras la niña de sus ojos. Quizás me equivoco pero esta es la impresión que me llevé. Recuerdo tu padre simpatiquísimo, hablando con todos nosotros, un puñado de extraños, como si fuéramos uno más de la familia.Siempre he recordado tu boda como un ejemplo de hospitalidad y de buen hacer, y no lo digo para quedar bien. No puedo ni imaginar lo duro que habrá sido. Si la rapidez te ahorra angustias, supongo que asumir lo sucedido llevará su tiempo. Entiendo que necesites contarlo y cuenta conmigo (aunque en la distancia) para lo que convenga.Un beso muy fuerte, todos mis ánimos y espero que hasta pronto.

Casablanca

Pues esta noche sin par, tengo el honor de poner unas líneas desde Casablanca, contenta de haber pedido en préstamo un portátil con su tecladito español y todas sus tildes. De este modo, os compenso la ausencia telefónica de los últimos días, el no poder tener esas largas conversaciones nocturnas con quienes me estais llamando y cuidando tanto. Pero aquí estoy y aquí me ando.
Para confirmar la teoría de que tengo un imán con el sur que no tengo con el norte, os diré que el vuelo llegó puntualísimo, la maleta llegó a la par que su dueña, me esperaban cordialmente en el aeropuerto, me trajeron a un hotel correcto y me instalaron con toda comodidad. No es una teoría muy desarrollada la mía ni tampoco puedo aportar estadísticas fiables. Pero la cosa es así.
¿Qué os puedo contar? Para quien aún crea que Casablanca es lo que sale en la película y que alguien me la ha tocado otra vez, les diré que no. Aquí he venido a ganarme la fama y el pan de mis sobrinos (o al menos, a asegurarme que me lleven de ancianita a una residencia con sábanas limpias donde me limpien el culo, como mínimo, una vez al día). Pero la fama cuesta, como bien sabemos y, por ahora, he decidido refugiarme en mi habitación, abrir el balcón de par en par, mirar la luna llena (llenísima, diríamos) y ponerme a escribir una entradita en el blog que, posiblemente, pasará sin pena ni gloria en la historia universal de las bitácoras mundiales y que, posiblemente, importará la misma nada al resto del Universo. Como a mí me importa la misma nada lo que posiblemente estará escribiendo algún infeliz despistado en algún blog perdido de las mismísimas antípodas de la morunez.
Pero es que creo que esta noche me lo estoy contando a mí misma. Me da a mí que ni pienso en quien me lee ni pienso casi lo que escribo. Me da a mí que tanto daría estar escribiendo aquí que estar sacándome una muela.
Ahora bien, por si alguien me leyera o leyese (que también pudiera ser y milagros mayores se vieron), bien podría decirle que una especie de furia visigoda me invade desde hace un mes y pico. Que esa misma furia visigoda, me tiene alerta, no me deja parar, no me deja estar quieta ni un momento, no me deja echarme a la pereza, ni a la desidia ni a la desgana. Le diré que la furia visigoda me tiene puestas las pilas. Que es tanta la rabia, la furia y el cabreo que no paso ni una. Más bien que no me paso ni una. Que ya no me valen excusas para no hacer esto ni para no hacer lo otro.
Todo ello, traducido del arameo al cristiano, viene a significar que desde que ya no le veo, ni le oigo, ni le llamo, ni le toco, ni le cuento mis historias, le hablo más que nunca, le llamo como una loca, le oigo a todas horas y le veo en las esquinas. De ahí que no pare ni en sueños. No vaya a ser que volvamos a encontrarnos y me lea la cartilla.
Así que va por él. Toda mi furia visigoda va por él. Todo mi empeño por ser mejor, va por él. Y toda mi alegría en esta noche marroquí también va por él.
Va por usted, maestro.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Telegrama

Como me dejé el ordenador en Cuenca en mi trayecto a Valencia y procedente de Madrid (también me dejé el coche) y regresé desde Valencia, pasando por Albacete para llegar a Madrid y sumado a eso, mañana salgo para Casablanca desde la Capital del Reino y no guardo la esperanza de tener tecnología en casa hasta que regrese también del siguiente viaje a Bruselas, os pongo rápidamente y casi como un telegrama, un saludo a todos.
Más que nada para moverle las tripas al blog, que lo tengo muy abandonado desde hace días.
A mis amigos residentes en Marruecos: ¿habéis avisado al Monarca de mi llegada?.
Besos a todos.

jueves, 6 de noviembre de 2008

6 de noviembre

Pues ha pasado un mes desde que regresamos a casa sin D.Jesús. Mientras tanto, Obama se ha llevado el gato al agua (y nosotros nos hemos tragado el proceso en nuestras propias carnes morenas). Ha sido un mes eterno, lento, muy lento.
Echo la vista atrás y he pasado por tres países en este mes. Digo he pasado porque me doy cuenta de que ha pasado el cuerpo que no el cerebro.
El cerebro sigue estancado en aquella cama de Madrid, en aquella última respiración, en aquellas prisas por hacer algo por él, en aquella esperanza de verle un día más y en aquella certeza de saber que ya no habría más días.El cerebro sigue repasando los gestos, las palabras, los silencios, las noches, la respiración, los comentarios de unos y de otros. Y, sobre todo, el cerebro sigue en el por qué. En la única pregunta que nunca tendrá respuesta.Luego vienen las decisiones, las burocracias, las pólizas, las instancias. Y el cerebro sigue ahí: en cada papel, en cada palabra, en cada firma.
Mañana salgo para Valencia (a trabajar hasta el domingo, por si alguien lo dudaba).
Nos vemos a la vuelta.

martes, 4 de noviembre de 2008

Las rendijas del cerebro

Dice Héctor Abad Faciolince que "una de las cosas más duras que tenemos que hacer cuando alguien se nos muere, o cuando nos lo matan, es vaciar y revisar sus cajones. A mí, dos semanas después de su asesinato, me encomendaron la tarea de revisar los cajones (los archivos, los papeles, la correspondencia, las cuentas) que tenía mi papá en la oficina. De los de mi casa se ocuparían Maryluz y mi mamá. Abrir los cajones es como abrir las rendijas en el cerebro de otro: qué era lo que más quería, a quién había visto (según las citas de su agenda o los apuntes de un cuaderno), qué había comido o comprado (recibos de almacenes, extractos de tarjetas de crédito, facturas), qué fotos o recuerdos atesoraba, qué documentos tenía expuestos y cuáles en secreto".
Después de Inmediatamente después, he caído en El olvido que seremos, de Abad Faciolince (me fascina este apellido). Se ve que me cuesta salir del asunto porque también ando detrás de Morir es nada (descatalogado).
De paso, os comento que ya tengo oficialmente hecho un testamento vital. Ahora paso al tema de la apostasía (ya tengo el papel en la mano para envíar). Y luego el testamento ante notario (este lo dejo para lo último porque me cuesta pasta). En mitad de todo esto, dirán algunos que me he vuelto majareta: testamento vital, apostasía, testamento.
Pues no. Simplemente ando poniendo en papeles algunos pensamientos previos porque he descubierto que cada día me molesta más que la gente crea que yo creo o que la gente diga que creen que yo creo. O que a lo mejor quiso decir que creía. O que creíamos que dijo que pensaba.
En fin, que no sé si vais a llegar hasta aquí leyendo pero es lo que hay. Parte de lo que hay en las rendijas de mi cerebro.

lunes, 3 de noviembre de 2008

La "civilizaçao"

A lo mejor alguien se pregunta que dónde me ando. En estos momentos, recién llegada de Marsella y en casita (gracias al Altísimo, amén).
Pues bien, podría decir que todo ha ido sobre ruedas pero si tenemos en cuenta que el vuelo Madrid-Marsella se retrasó sus buenas horas, que me perdieron la maleta y la enviaron a Vitoria (por primera vez en mi vida, pierdo una maleta), que la organización del evento se equivocó y me envió a las dos de la madrugada a un hotel que no era el mío (después de que me soplaran setenta euros de taxi del aeropuerto a Marsella), que recorrí tres hoteles a las cuatro de la madrugada hasta que me dieron el mío y que dormí tres horas aquella noche, lo que bien puede decirse es que definitivamente prefiero viajar por África y adláteres (si se equivocan, al menos le puedo echar la culpa al retraso y a los males congénitos que afectan la zona) que con Iberia a la France.
He dicho.Por si se dudaba, también ha habido dos horas de retraso a la vuelta.
Y Marsella estaba de un gris plomizo y con inundaciones.
Lo dicho, que se ve que no estoy hecha para Europa. Hay algo en mi destino que siempre me lleva al Sur. Al menos, y por ahora, no me habían perdido una maleta. Francia tuvo que ser...