EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


domingo, 25 de mayo de 2008

Cuentacuentos interina الحكواتي

Hace unas horas me acuesto con mi sobrina en mi papel de cuentacuentos interina hasta el retorno de sus padres. Me doy cuenta que nunca he contado un cuento a un niño. En todo caso, a algún adulto. Pero es diferente, claro.
Le digo que me diga que qué cuento quiere que le cuente. Me responde que eso es cosa mía. Que me lo curre. Le digo que me eche una mano y a punto del colapso, me dice resignada que el cuento de Caperucita.
Repaso mi disco duro, me acuerdo de la niña del gorro rojo y empiezo a narrar mientras apago la luz. Como sólo recuerdo que el lobo quiere merendarse a la abuela y no sé cómo se llega hasta ese momento violento, empiezo a narrar detalles sobre la falda, el mandilito, las frutitas que llevamos en el cestillo, el buen día que hace en el bosque y así me llevo quince minutos. Hasta que la criaturita, harta ya de mi incompetencia, me dice: ¿Y cuándo vas a decir algo del lobo?
Me temo que en la versión de sus padres, el lobo aparece mucho antes. Esto de contar un cuento es tarea ardua y difícil y creo que las tardes escuchando al cuentacuentos/الحكواتي del Nawfara de Damasco no me sirven a estos efectos.

2 comentarios:

Paul Spleen dijo...

Sí, no la veo yo a usted ganándose la vida en Djemaa al-Fna. ¿Qué tal se le da encantar serpientes?

Alejandra dijo...

Con la última, me hice unos zapatos y un bolso a juego. No sé si eso vale. En la supramentada plaza, hace tiempo que no se me ve. La última vez pasé de largo. La primera vez, se me ocurrió la cosa de dejarme leer las cartas por una bruja marroquí. Cosas de la juventud.
Aún me la tengo que cruzar para ajustarle las cuentas a la bruja. Tres predicciones hizo y acertó dos. Y tengo una tercera pendiente de cumplirse. Algún día se la cuento. Cuando se cumpla. Esas sí que saben cuentos para no dormir.