EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


sábado, 17 de mayo de 2008

Curvas suaves


Por seguir con los coches y la circulación, se me viene a la cabeza el caso de María Luisa, de profesión, camionera. Multada por tocarse el pelo suavemente en una curva o por tocarse el pelo en una curva suave. Cosas veredes. Imagino que esta mujer, acostumbrada por profesión a ver cómo sus compañeros se tocan los cojones en curvas cerradas, enmarcará esta multa en un marco de plata y se la dejará a sus descendientes en herencia.
Tengo en mi expediente el alto honor de no tener ni una multa ni una infracción en diecisiete años de conductora experta. Sólo me ha parado una vez y en una sola ocasión la Guardia Civil (y justo con el testigo-copiloto que menos hubiera deseado). Llevaba el seguro caducado pero pagado. O sea, que no llevaba el papelito renovado de rigor. El tipo me dijo: Señorita, podría multarla por esto, pero tuvo a bien no multarme porque, creo, en mis ojos leyó que me fastidiaba el fin de semana con aquel disgusto económico. Aún no logro entender qué le llevó a dejarme ir. Mi cara de buena persona, supongo.
Espero que no se ponga de moda multar por tocarse nada. O por tocar al copiloto, si llega el caso. Son cosas que entretienen mucho en un atasco: meterle mano al copiloto, hacer prospecciones petrolíferas en la nariz, rascarse los genitales propios o los ajenos, explotarse una espinilla. En fin, que cuando el atasco es largo, hay cosas que no pueden medirse con el mismo rasero. Y cuando la curva es suave, más de lo mismo.

No hay comentarios: