EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


sábado, 19 de abril de 2008

Con lo que quieran llamarme...



Alejandra, Ale, Alexia, Alexei, Alexis, Alex, Zenobia, Zeno...

Gran parte es culpa mía. Algunos de quienes por aquí entrais, me reconoceis con alguno de esos nombres. Cada nombre pertenece a una etapa o a una circunstancia. Lo más curioso de todo es que ninguno me molesta y todos son míos. Y, cuando alguien utiliza cualquiera de ellos para referirse a mí, sé en qué momento de mi vida le conocí y en qué circunstancia sucedió. Si me apurais, junto yo sola casi tantos nombres como Dios y en un par de años más, supero a la Virgen Santísima (¿será esto pecado o aún tendré que hacer más méritos?).

El primero, responde a mi DNI. El segundo, a las prisas que teneis algunos. El tercero, es la infancia, la familia, la secundaria y parte de la universidad. El cuarto, fue cosa tuya, Mónica y se extendió a unos pocos más. Más allá, llegó Carmen y me convertí en Alexis. Lo de Alex, fue un mal paso que di en la vida. Lo de Zenobia, responde a una etapa cibernética. Y, en lo menos virtual, tuve que quedarme con Zeno ("la Zeno", en momentos de crisis), por bocazas, por contar lo que nunca debí contar y por dar demasiada información.

Después de cumplir los treinta, me convertí en Alejandra. Treinta años del ala, para volver al principio. Y, últimamente, he perdido todo nombre para convertirme casi a tiempo completo en "la tita". Mis sobrinos han colaborado ardua y desinteresadamente en esta transformación.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo con llamarte amiga me conformo. Te llames como te llames (o como te llamemos), creo que el sustantivo que nos aglutina a los que te queremos es el de amiga. Lo demás es importante para no liarse, pero esencialmente accesorio. Y que conste que a mí lo de Alexei me hace muchísima gracia. Suena a mujik de novela de Tolstoi..."El fiel Alexei, que recogía año tras año la cosecha de cebada para su señor, el Gran Duque Vladimiro..."Ah, la Santa Rusia, qué buenos tiempos aquellos en los que había un orden natural...¿Será malo, Ale, que tengas amiguitos reaccionarios? (Fernando Anónimo Alvarez de La Molina y Ramírez de Arellano)

Alejandra dijo...

No sé si será malo o no, querido Fernando, pero es una cruda realidad con la que tengo que convivir a diario. Como una mala almorrana, como una tos inoportuna, como la menstruación, si me apuras. Es algo que te viene dado porque el Altísimo así lo dispuso cuando tuvo a bien crearme. Y lo mismo convivo con una almorrana que con un amiguito reaccionario. Es una muy sufrida, como bien sabes. Por cierto, desconocía que tu familia tuviera un título nobiliario.
Un beso, amigo. Que empiezas a perder la cabeza conforme te vas entrando en años pero me tengo que reír contigo.

SOMMER dijo...

Ostras Alejandra (tienes un nombre precioso como para cambiarlo), ¿no me jodas que te enjendró el Altísimo?
A eso le llamo yo vivir con responsabilidad.

Abrazos

Alejandra dijo...

En realidad, Sommer, ni engendré ni fui engendrada (este verso me suena de algo...). Casi nadie, salvo Hacienda, saben de dónde he salido. Gracias por venir. Me explicará algún día por dónde llegó hasta aquí desde tan lejanas brumas.
Sí le digo que he subido el volumen y he cerrado los ojos.
Gracias.

Anónimo dijo...

Ays... yo ya pasé hasta de llamarte. Ya ves, lo que tiene la seguridad en una misma y en la misma que promueve el blog. Y es que cuando yo digo "para siempre" es más que cuando ante el altar firman los que se desposan, o los que juran ante la constitución o prometen ante la biblia... ya ves. El caso es que me da igual como te llames,lo que tiene el cansancio que acumulo y la seguridad de viajar por la Alpujarras, si decido llamarte Ale contestas, Alexia te concocí con ese nombre, Alejandra para presentarte en conferencias, Zenobia... me contaste que fue de aquel nombre... en fin, ya ves.
Yo te llamo hasta sin llamarte, y sé que me entiendes, me contestas y hasta me perdonas si no lo hago.
En fin. Mañana veré al "cachorro" de la familia, la que espero que alguna vez me borre el nombre y me llame por el cargo que ostento.
Nos vemos en el camino. Amiga

Alejandra dijo...

Esperemos que nuestros cachorros tengan ya superado el mal momento que vive este país: vengo de escuchar que a Sáenz de Santamaría se le pregunta en una entrevista si "conoce varón" y que a otras se las llama modistillas y no sé qué más. Me encanta verlos tan mosqueados. Ladran, luego cabalgamos (algo de esto debería ir colgado en mi serie Smilodones: fósiles vivientes). Pero se lo voy a dedicar a tu "cachorro". Que seguro que abrirá un blog en el 2048 y colgará estas cosas como anécdotas y escritos milenarios de una época que ya no vivió.
Va por ella.
Un beso. Se te perdona, incluso, que no me llamaras en los próximos dos días.