EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


domingo, 7 de septiembre de 2008

Tarrafal


De manera misteriosa, esta noche he soñado con el campo de concentración de Tarrafal, en Cabo Verde. Veía la foto fija del lugar, mi llegada, el paseo y el museo. Digamos que no es lo mejor para ver en sueños aunque siempre mejor que verlo en la realidad. La foto, sacada del País y de una lectora que la envía, Rosa Armendariz, me devuelve una imagen algo más amable de lo que yo recordaba de mi visita de noviembre pasado.
Tarrafal, el campo, da la sensación de estar en los confines del mundo. Si es que no lo está. Lo primero que se siente al llegar allí (y después de unas cuantas vueltas por carreteras divertidísimas) son unas ganas tremendas de largarse. Cuanto antes. Al menos, eso sentí yo. Lo que se ve al fondo es el consultorio médico del campo de concentración que más que ocuparse de la salud de los presos, se ocupaba de certificar sus defunciones.
Para quien piense otra cosa, tengo sueños más amables. Pero Tarrafal se me vino anoche a la cabeza.

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