EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


domingo, 21 de septiembre de 2008

Felicidades



Ese bellezón de la derecha es mi progenitora en la tierna edad de veintiún añitos. Por entonces, no me tenía ni en proyecto. Somos un caso único en todo el territorio nacional porque aunque mi madre ha ido cumpliendo años, se plantó en los treinta y cinco. Y yo ya he superado a mi madre en un año y algo.
El caso es que Doña Isabel, que así se llama, cumple hoy años. Se ha celebrado con sendas comilonas en sábado y domingo (no nos íbamos a quedar con una sola celebración). Ha habido regalos, besos y cumpleaños felices, entonados por marido, hijos, nuera y nietos con mayor o peor fortuna (no todos se desenvuelven igual en el asunto de los cánticos).
El caso es que me quedaba felicitarla por aquí que sé que es fiel lectora y decirle que está igual de guapa que en la foto. Por no decir más. Si cabe.
Queda dicho.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Isabel, guapa, muchas felicidades y un beso desde Rabat.

Alejandra dijo...

Gracias por la felicitación, Mónica. Ella lo leerá en directo pero ya me adelanto yo.
Besos para ti también (y cuéntanos cómo llevas Ramadán... nosotros hemos roto hoy el ayuno unas quince veces, para qué mentir).

Marta dijo...

Felicidades!!!! Una hija así seguro que ha salido de una madre aún mejor!

Alejandra dijo...

La madre es inmejorable. Palabra de hija. Para la hija, no obstante, aún hay esperanza, según dicen los especialistas.
Un beso, guapa y gracias.

Paul Spleen dijo...

Besos para todas.

Hoy, además, me propongo aumentar vuestra cultura murcianística con una bonita expresión popular. Cuando un murciano habla del periodo anterior a que sus progenitores lo engendraran, lo que dice es por aquel entonces, yo aún estaba en arroz y habichuelas.

P.D.: Marta, lo has vuelto a hacer. Y luego quieres que no te llame Tamara… ;o)

Alejandra dijo...

Es lo que da la huerta, estimado Paul. Lo tendremos en cuenta para futuros relatos. Lo del arroz y las habichuelas, digo.

Bito dijo...

Pues felicidades a su señora madre.

A ver si un día se invita a un cocido

(era ella ¿no?)


Y sobre su agraciado rostro no diré nada no vaya a ser su señor padre otro asiduo lector.

Un saludo,

Alejandra dijo...

Sí, era ella la del cocido. Y también la "señá" Ofelia, madre de una de las contertulias de este blog que hace un cocido que quita el sentido y dan ganas de morir de placer en ese mismo instante.

Algún día caerá la invitación.