EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


domingo, 8 de junio de 2008

Novias en El Pimpi (Málaga)

He cumplido con todos los ritos: Picasso, el Pimpi, la playa, el pescaíto. Menos alcohol (que no lo pruebo) todo se ha seguido como estaba escrito. En el Pimpi, observé que estaba incluso la firma de Jaime de Marichalar en un barril. A punto estuve de pedir yo la tiza. De no ser porque tenía prisa, lo hubiera hecho.
Observé también un fenómeno de la sociedad malagueña que me llamó la atención: en diez minutos, entraron dos señoritas, vestidas de novias. Sobre las 13:00 horas. Digo que me llamó la atención el número de novias que visitaban el Pimpi y lo pronto que se echan las mujeres al alcohol tras haber contraído matrimonio en esta ciudad. Una de ellas, tenía ya mala cara. A la otra, la encontré mejor. Intuyo que la primera se había casado sobre las once de la mañana y la otra a las doce. La primera iba ya descompuesta, con las flores caídas y el gesto serio. En cualquier caso, se ve que la gente firma en la sacristía y sale disparada al Pimpi. Para no perder la silla. Francamente, sorprendente.
Eso y el trabajo. Muerta es poco. Aún he tenido tiempo para poner una lavadora al llegar. Ahí está dando vueltas. Y yo sigo mirando un rato el minotauro.

Os deseo buena semana.

2 comentarios:

Paul Spleen dijo...

Espera un momento, ese minotauro no querrá… Dios Santo…

Congratúlome de sus aventuras malacitanas.

Alejandra dijo...

Eso mismo me temo yo, Paul Spleen. No le quito ojo al minotauro desde que se vino conmigo en el avión. Me persigue desde hace unas cuarenta y ocho horas. No le digo más.