Y esto es motivo de felicidad. Mañana termina una letanía que comenzó sin darme cuenta en diciembre de 2001 cuando se me ocurrió presentarme a una bolsa de trabajo en la Región de Murcia. La cosa da fin mañana. Para mí. Como para no estar feliz, como una perdiz. Y no es el único fenómeno paranormal de hoy. Ni mucho menos. Pero me reservo a mejor ocasión.
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