EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


miércoles, 27 de agosto de 2008

Aniversario de loza

Tal día como hoy, hace nueve años, contraje mi primer matrimonio civil. De no haberme divorciado gloriosa y afortunadamente a tiempo, significaría que tal día como hoy, estaría celebrando mi aniversario de loza (otros le llaman aniversario de cerámica). A mi favor, se aliaron una serie de circunstancias que han evitado semejante aniversario y al olvido colaboró también que ni el fotógrafo llevaba carrete, ni hubo video oficial. Aquello se celebró con veinticinco personas que podrían decir que sucedió y con un juez que, apellidándose Casado, dio por bueno el divorcio. Todo un detalle por su parte.
Desde entonces y ante acontecimientos similares, me vengo preguntando por qué en España no se conceden quince días de permiso después de un divorcio para irse a las Bahamas a recomponerse un poco el cuerpo o por qué no se conceden permisos para "mal de amores" (como ya se ha hecho en una empresa japonesa donde dan unos días para llorar al difunto, habiendo matrimonio o no).
Por tanto y hasta que no se modifique la ley, pensadlo muy bien antes de contraer matrimonio. Recordad que no hay permiso de quince días por divorcio y que no hay aún permiso por mal de amores.
Lo único que sí tengo claro a estas alturas es que mi próxima boda se hará en Tokio. Os tendré al tanto de la noticia.

10 comentarios:

Marta dijo...

Toda la razón tienes. Yo lo he buscado en todos los convenios del mundo y nada... No dan días por depresión a no ser que esté mal diagnosticada por un medichucho de cabecera de pacotilla que te hinche a pastillujas que no sirven para nada.
Por eso estoy en paro. Y por eso he decidido no tener amores, sólo males, que por muchos de ellos sí que te firman la baja...
Por cierto, a ver si nos vemos antes de que se te acabe el reinado vacacional, que quiero mi corona, mi banda y mi ceremonia de traspaso de cartera. Por todo lo alto!

Alejandra dijo...

Esa es la única razón por la que la duquesa de Alba ya no se casa. Sólo espero que el hombre de mi vida (léase Ángel Martín, y no Ángel Mateo que diría tu hermana)lea mi blog y pueda dar la noticia.
La duquesa sabe que no le darían quince días de permiso. Yo, en estas cosas, sigo de cerca a la Casa de Alba.
Besos.

Bito dijo...

Muy buena tu forma de escribir.

Pero al tema... mal augurio comenzar un matrimonio del que nadie quiso sacer ningún testimonio. Debían de haberselo olido.

Y lo de los días de fiesta en el trabajo, nada tan sencillo como alegar una depresión (está ahora tan de moda) que se consigue usted los quince días ipso facto.

O algo.

Alejandra dijo...

Bito:

Gracias por el piropo y a lo que vamos. Sí, todo era premonitorio. Para empezar, mi enlace se celebró a la una del mediodía de un veintisiete de agosto con un sol de justicia pero es que, como en la carnicería, llegué tarde y no me dieron otra hora. Después, coincidí en el tiempo con las fiestas patronales del lugar y el Alcalde (que a la sazón oficiaba la cosa) tenía que entregar los premios de la vuelta ciclista local a la una y cuarto. Cuando intenté acceder a las instalaciones del ayuntamiento con el objetivo de casarme, un policía local me impidió la entrada porque decía que venían los ciclistas (y yo allí con mi ramo como una gilipollas, ma-dre...). Acto seguido, le enseño la liga al policía para convencerle de que, habitualmente, yo no salgo así a la calle: con unas flores en la cabeza y un ramo en la mano. Le indico que ha sido el propio Alcalde quien me ha dado hora. Consulta con la Alcaldía por su supermegapinfanillo y, en efecto, le dicen que están esperando a una novia que no llega. Y se convence de que no soy una paranoica con flores en la cabeza y a cuarenta grados a la sombra.
Acto seguido y ya en el salón de plenos, me aparece el Alcalde con la chaqueta a medias y la corbata de lado (como quien viene de echarse un polvo con el conserje minutos antes). Oficia la cosa y se le va el santo al cielo. Llega tarde a dar las medallas a los ciclistas y, por poco, no salgo yo en los periódicos.
Efectivamente, y a todo esto, el fotógrafo no llevaba carrete, el vídeo lo hacía un familiar o amigo que ya no lo recuerdo que tiene el pulso como las maracas de Machín y, a todos los efectos, meses más tarde comprobé que se habían equivocado también al sentar la fecha del matrimonio en el registro civil con lo que yo, aquí donde me ve, y sin quererlo, según la secretaria del juzgado, me había casado dos meses antes de la autorización del juez.
Al termino de la ceremonio, sólo recuerdo que un primo hermano ya divorciado, me dijo (para animar la boda): bienvenida al club.
Y, mire usted, viendo todo aquello y viendo que meses más tarde volví al juzgado a devolver lo que me habían concedido por ley (y por defecto de fábrica), llegué a la conclusión de que era mejor sobornar al resto de invitados.
De modo que, ya nadie se acuerda (a menos que lean el blog).
Premonitorio era todo. Con decirle que una bruja me leyó las cartas en la subida de la Alhambra dos días después de la boda y torció el gesto, se lo digo todo. Eso sí, como encuentre a la amiga gitana, la corro a gorrazos hasta el Albaicín.
En cuanto a pedirme una depresión, eso lo tengo controlado. Pero lo que yo quiero es que se reconozca el derecho a quince días por divorcio porque yo de deprimida no tenía nada. Y yo no paso por lo que no soy. Antes, me nacionalizo japonesa. Que se ve que entienden de estos problemas.

Anónimo dijo...

Hola, hola... ¿Queda alguien despierto del fiestorro? Ya es 28 de agosto y ha pasado el tiempo. Venga, no banalicemos.
Jhalid.

Anónimo dijo...

¿Aniversario de Loza? ¡Válgame dios, jamás escuché tal demasía! Como si cada año que uno pasa "amarrado al duro banco de una galera turquesa" contase con denominación de origen. ¡Pues no! Eso son pamemas, añoranzas sin cuento de un ayer que marchose. Otra cosa, reina, es que tú nos cuentes, como Sherezade, una historia que marque el ritmo de nuestras vidas sin remedio. O que nos haga soñar, que viene a ser lo mismo. Ahí si que estaremos los infieles de acuerdo.
¿Ser o no ser? He ahí la cuestión.
Hace frío en la sierra y se echa de menos una realidad a la que aferrarse, o al menos un sueño por el despertar mañana sonriente y feliz.
Espero.

Anónimo dijo...

Pues yo estuve en esa boda y soy testigo de que se produjo. Y por cierto, lo pasamos muy bien, por qué negarlo, incluida la novia. Todavía recuerdo las delicatessen del parador de Cuenca...Jhalid: nada mejor que banalizar sobre una boda y un divorcio, haces muy bien Alexia. Yo,defensora empedernida del humor más negro, defiendo a capa y espada que uno recuerde con humor e ironía episodios difíciles (no sé qué es más difícil si lo de la boda o lo del divorcio...) Besos desde Rabat, Alexei

Alejandra dijo...

Jhalid: No sé de qué fiestorro me habla. Yo pasaba por aquí. Le presento mis respetos.

Alejandra dijo...

Nair: Francamente, lo del aniversario de loza yo lo aprendí mientras escribía la entrada. Según fuentes informadas, yo superé el aniversario de algodón y el de papel.
Hablando de todo un poco, los aires de la sierra se ve que le provocan somnolencia. Está usted como el abuelo de Heidi y sin ánimo de ofender.

Alejandra dijo...

Mónica: héteme aquí una de los tres testigos oficiales de aquella boda. Una de las que mayor responsabilidad tuvo en aquello puesto que, con su documento nacional de identidad y en un juzgado, dijo conocernos y dijo saber que no había impedimento alguno para la celebración del matrimonio. Y se quedó tan pancha y engordó tres kilos con los aperitivos del Parador Nacional.
Eso sí: también doy fe de que nos lo pasamos como los indios. Como no puede ser menos cuando estás con veinticinco personas que quieres. Aquello, más que una boda, parecía una comida de empresa con la gran ventaja de no tener al jefe en el cogote.
Otro día os cuento cómo celebré el divorcio, que de eso también tengo testigos.