EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


domingo, 27 de julio de 2008

Hebrón (15.07.2008)

Y yo sigo con mi narración, como para no olvidarme de lo visto. Al día siguiente, día de las Carmenes si no me equivoco, una servidora tuvo a bien entrar en Hebrón con las mujeres de Machsom Watch. Mi admiración para ellas que eran todas un grupito de ancianitas venerables que bien pudieran quedarse a la sombra de un sauce llorón en el patio de su casa en Jerusalén y, sin embargo, se dedican a desgañitarse en estos menesteres.


Después de la escena esperada con los colonos judíos a la entrada de Hebrón, con gritos, insultos, pataletas, rodajes de películas de vídeo y cualquier otro método para hacernos desistir del empeño, entramos en Hebrón. Para resumir, y amén de los encuentros más o menos oficiales, diré que lo que mejor recuerdo es la imagen de un niño que se me pegó en el zoco con la sana intención de sacarme unos cuantos NIS a cambio de unos mecheros que no funcionaban. El caso es que, incapaz de sacármelo de encima, me dediqué a preguntarle por la familia, el cole, las notas y terminamos hablando de S.Iker Casillas. En Hebrón. Llegando a la famosa mezquita del atentado y ante la atenta mirada de un madero desde su torreta, el niño se agacha, coge una bala del suelo y se la devuelve a su legítimo dueño, tirándosela desde abajo. El legítimo dueño le sonríe y el renacuajo (que no era más que un renacuajo) dice algo así como "al César lo que es del César". Y sigue negociando incansablemente sus mecheros. Paseo por Hebrón, comida en Hebrón y salida de Hebrón evitando a los cariñosos colonos que nos habían acogido horas antes.

Ese día, el cerebro daba para poco más. Recuerdo una cena agradable en un jardín agradable de la agradable Jerusalén en compañía de las agradables mujeres que se habían partido el pecho en Hebrón. Como para no irse a dormir con ciertas inquietudes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de Hebrón, Ale, es una colosal vergüenza que ensombrece a Israel y causa la vergüenza de la mayoría de su sociedad, la cual es, como tú misma has comprobado, abierta, tolerante, laica (sin dejar de ser judía) y moderna, muy moderna.
En Hebrón, 400 fanáticos inspirados en la praxis del rifle y la Biblia chulean, vacilan, macarrean y joroban la vida de unos 150.000 palestinos que bastante tienen con sobrevivir. Eso sí, con la mala fortuna de haber elegido a Hamás como su fuerza favorita en los comicios de 2006, cosa por otro lado comprensible, dada la absoluta incuria a la que la OLP-Al Fatah (véase también la ANP) los tenía -y tiene- abocados.
En Hebrón 400 tipos hacen lo que, literalmente, les sale de los huevos, en medio de la connivencia de las autoridades israelíes, que encima, no saben cómo quitarse de encima a semejantes gamberros, que por sí solos escarnecen la esencia del Estado de Israel y las mismas raíces del sionismo como teoría política democrática. En Hebrón, mi querida amiga, habitan demasiados odios, demasiada mala leche, demasiada maldad, demasiada crueldad y demasiadas tensiones.
Ariel Sharón tuvo el colosal pragmatismo de desmantelar los asentamientos de Gaza y con ello forzar a los colonos a marcharse de allí. A la mañana siguiente, nada más desaparecer el último colono, una turba incontrolada arrasó todo lo que allí quedaba en pie. Hoy no queda ni rastro y los magníficos frutales y las espléndidas verduras que los colonos cultivaban y exportaban a medio mundo (España incluida) son ya parte de la historia. Ni un solo palestino se molestó en aprovechar aquellos terrenos para seguir utilizándolos como zona de cultivo. En su lugar el desierto se ha adueñado de lo que en su tiempo era suyo y la arena ha cubierto el césped, los campos y los huertos.
Hebrón es una colosal vergüenza, pero ¿hay solución? Yo creo que la hay, aunque será muy dolorosa.

Fernando. Alguien que cree que la Biblia no es un documento de trabajo, sino un texto religioso y, por lo tanto, poco aplicable en una mesa de negociación. Lo mismito que el Sagrado Corán.

Alejandra dijo...

Mi querido amigo:

Ya que te empeñas, te diré que adjetivarlos de "gamberros" es de una generosidad excesiva. Gamberro es mi vecino, que nos hace putaditas graciosas. Estos tipos siniestros que nos aguardaban a la entrada de Hebrón, con cámaras de video en mano, pistola en ristre, ojos inyectados en sangre y un verbo ligero y entretenido, no son unos gamberros. Son unos neuróticos peligrosos y descerebrados. Como lo son las mujeres que nos rodeaban con los coches (con bebés recién nacidos metiditos en sus cunitas). Mientras tanto, las fuerzas del bien, observan la escena y no hacen nada.
Y lo que yo he comprobado es que es una sociedad abierta (a ratos), tolerante (en según qué momentos), laica (en según qué barrios, grupitos y grupúsculos) y moderna (para según qué cosas).
Pero insisto en que hablaremos de todo esto cuando te pagues el arroz que me debes, la invitación de tu cumple, la de tu santo y todo lo demás.
Mientras tanto, el secreto irá conmigo a la tumba.
Un beso gordo, para que no te me enfades si no contesto a tus requiebros y gorjeos.