EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


domingo, 4 de enero de 2009

Teleplastias

No deja de ser curioso. Internet me devuelve con cierta frecuencia imágenes, sonidos, risas de alguien a quien conocí muy bien y con quien no tengo hoy día ninguna relación ni en el espacio ni en el tiempo. Digo que no deja de ser curioso porque no tuve, en su momento, casi ninguna imagen fija de esa persona, menos aún en movimiento ni hablando.

Ahora accedo con facilidad a toda una galería de ecos de alguien que se ha convertido en mi retina en un personaje que te aparece por google o por youtube. Como me puede aparecer el ratón Mickey o Pocoyo (vereis que sigo en la línea de la entrada anterior).Sobre todo su imagen y su voz me deja la misma sensación de personaje irreal, graciosillo a ratos pero, sobre todo, imaginario.


Y todo eso, lo confieso, me inquieta. Tanto como las caras de Bélmez, creo. Como una mala teleplastia para entendernos (a no confudir con una vulgar paraeidolia, amigos y si no, lean lo que dice la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas al respecto de teleplastias y paraeidolias). Y la voz, señores míos, resulta tan inquietante como las psicofonías del Palacio de Linares. Pongamos por caso. Mucho nitrato de plata, mucho aceite y algo de agua. A lo que parece.

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