EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


viernes, 16 de enero de 2009

No cojas caramelos de nadie

Acabo de llegar a una conclusión: me he hecho viejísima. De pronto, me comporto como una madre. Pero no una madre cualquiera. Una madre de aquellas que te llaman cada ciertas horas para ver por dónde andas, de las que te rellenan la nevera, te dicen lo poco que comes y que comas fruta. De las que te dicen que duermas bien y te cuides.

Y eso lo descubro al despedirme de una amistad que está viajando a Kuwait en estos momentos. Me llama desde Barajas para despedirse. Hasta ahí todo normal. Si no fuera porque he estado a punto de interrogarle por la maleta, el pasaporte, el equipaje de mano y los líquidos. Hago un esfuerzo supremo porque entiendo que lo tiene todo listo. Y me callo.

Dos horas y pico más tarde, cuando calculo que habrá llegado a la escala en Londres, marco el número. Lo encuentro conectado y ahí sí, me cebo: mira bien que no pierdas nada en Londres, no cojas caramelitos de nadie, toma un café y un bollito antes de coger el otro avión, mira a ver si te dan almohada (y se me ha olvidado decirle que no se deje el calzado puesto y que camine por el avión hasta llegar a destino). Estas cosas no me pasaban hace años pero me da igual. A partir de ahora, preparo una tartera con croquetas de jamón para cada amigo que vaya a viajar. Que os vais de cualquier modo y sin ninguna previsión.

Hablando de todo un poco, yo saldré para Dakar el miércoles próximo porque este Dakar lo gano yo. Por ni no os habíais enterado.

2 comentarios:

I dijo...

No exageres, sólo es que te conciernen los que te importan. Vamos que los quieres. Sólo eso.

Alejandra dijo...

I: Sabes de sobra que tengo que exagerar. Si entro aquí y digo algo así como que quiero mucho a Pepe y por eso le digo que se lleve aspirinas y fortasec en el botiquín, se termina el blog.
Pedirme a mí que no exagere es como pedirle a un ciego que describa el color blanco. O sea, que me importan los que quiero pero tengo que adornar la escena. Ahora he reprimido las ganas de llamar a Kuwait para ver si el piloto hizo su trabajo.
O sea, que no hay remedio para mi humilde persona.
Besitos.