EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


domingo, 23 de noviembre de 2008

Que cómo estoy...

Debería estar evitando escribir esta entrada pero a la pregunta de muchos de ustedes, por otros canales, se me antoja que no está de más hacerlo. La pregunta es que cómo estoy. La respuesta es que estoy hecha una mierda. Es una respuesta sencilla, concisa, clara, poco fina pero es la realidad. La única realidad que me ocupa desde que murió mi padre. Estoy hecha una mierda porque me cuesta aún creerme que no está. Aún parece una broma pesada que ha de pasar en algún momento. Aún parece que puede aparecer por algún rincón a echarme alguna bronca de las suyas. Aún parece mentira que esto vaya a ser para siempre y hasta el fin de mis días. Si vivo hasta los cien, como tengo previsto hacer, pasaré setenta años acordándome de él.

No me hago a ello y no sé si quiero hacerme. Mi cerebro no quiere. Mi corazón, tampoco. En el aeropuerto de Marsella, llegué a tener un regalo en las manos para él cuando ya hacía días que no estaba. No estampé el regalo contra el suelo porque la señorita azafata del aeropuerto me miraba con cara rara. No me extraña. Debí mascullar algo en castellano castizo, apretar el gesto y cagarme en algo feo. La azafata, que de tonta no tenía un pelo, me observaba atentamente. Cualquiera se para a explicarle a la señorita de Marsella algo así.En este tiempo, he llorado en aviones, aeropuertos, cuartos de baños, hoteles. Le he llorado en Dakar, en Valencia, en Marsella, en Casablanca, en Bruselas. Le he hablado a cada momento, le he dicho que si pudiera vengarme de algo o de alguien lo haría. Si pudiera despedazar con mi manos a quien sea el responsable último de habérselo llevado, lo haría. Es más, en momentos así, he deseado que haya un Dios, lo más parecido posible al Dios de los cristianos y que en algún momento me lo encuentre, donde esté. Para cagarme en su puta madre. Y después morir tranquila.

No puedo aún con la idea de lo irreversible, de lo eterno que se hará no tenerle nunca más. No me valen consuelos bobos ni frases hechas: es ley de vida, no ha sufrido mucho, más vale así, a todos nos llega la hora, por ahí pasaremos todos, hay que mirar la cara positiva de la vida...cada vez que las escucho, me juro a mí misma no decírselas a nadie en esta situación. No me vale pensar en las muchas cosas que tengo, que hago, que están por hacer, que estoy haciendo. No me vale, no. No me vale porque todo eso ya no lo podrá ver ni yo se lo podré contar. Las pocas o muchas ilusiones que tenía hace sesenta días, que aún no hace sesenta días, no las tengo claras. Lo que tengo claro es que ahora mismo no me ilusionan.

Me da vértigo pensar en el próximo dos de diciembre. Mi primer cumpleaños en treinta y siete años sin escuchar su felicitación. Sin que me meta en un sobre unos euros para "que te compres lo que tú quieras". Me da aún más vértigo en la próxima Nochebuena porque nosotros nos iremos y no volveremos más. Me quiero ir de este año 2008, cuanto antes y pasar al otro, al 2009. Pero también me da vértigo que ese año ya no lo vivirá él, ni siquiera lo empezará. Me da vértigo todo.

Dicho esto y consciente de que de nada sirve el pataleo porque nada arregla, se pueden ustedes remitir a esta entrada cuando de verdad quieran saber cómo estoy. Arrastro también una migraña permanente desde hace sesenta días que no me matará porque no va a poder conmigo. En caso de no querer escuchar todo esto, mejor no hacer la pregunta. Me niego a responder que bien, que tirando, que aquí estamos y cosas así. Esta es la única verdad y queda dicha y colgada en el ciberespacio. Para que conste en acta.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Extraño, para los pocos días que tengo ordenador... porque aun no lo tengo, que es cierto que hay peores cosas pero... A lo que vamos.
A mi me importa.
Me importa y me importa. Lo podría escribir más veces pero sería inútil.
Sinto esta jodida mierda, este amargo sabor de boca, este dolor, el mal cuerpo, los llantos, las palabras a destiempo, los silencios llenos de palabras... lo siento amiga.
Lo siento y me importa.
Así que sólo sé mandarte un abrazo, o prometerte que si veo a dios te lo mando para que te desahogues, si es que eso sirviese para algo.
Pero me importa. Y sé que como a mi al menos a un par de personas más, digoa a 3 ó 4... quizá a 6 si cuento a Jesús, y a Charo, y tu hermano.. ya tu sobrina... y a Manuel... quizá ya van 15... quizá hay más. Aunque sé, de sobra, que eso no es consuelo.
Aun así repito, que suerte la mía de encontrar hoy un ordenador para decirte que sí, que me importas.
Besetes.

Anónimo dijo...

Supongo que sólo el que lo experimenta sabe cuánto duele de verdad. De modo que no voy a comentarte nada más.

Estoy dispuesta a escucharte leyéndote detrás de esta máscara cibernética, pero con una mirada sincera.

Paul Spleen dijo...

El 11 de enero quitaré yo el brazalete negro del blog. Un abrazo.

Alejandra dijo...

Si ves a Dios, reina mora, sal corriendo o acude al psiquiatra inmediatamente. Lo siguiente será que oigas voces y después que levites a la sombra de un chopo y montes una romería para hacer milagros.
Y sí, sí que hay más en ese listado. Eso también es parte del legado que ha dejado D.Jesús. Un buen puñadito de gentes, atentos y al quite.
Un besazo.

Alejandra dijo...

Así es, Marverl Girl. Y mira que me resulta curioso leerte, que me pareciera que te conozco de toda la vida.
Gracias por haberte incorporado al barco.

Alejandra dijo...

Sabemos, pues, de lo que se habla, señor Paul. Y se estará usted poniendo moreno en las islas y yo aquí, sin traerle la traducción que le debo. Y es que últimamente, no encuentro moro peludo que me eche una mano en ese asunto.
Saludos.

Carmen López Iglesias dijo...

Me lo has inspirado tú, así que aquí te lo dejo:
Yo, una gran blasfemante;
yo que quise acabar con el mundo cuando mi hermana murió,
literalmente encontrar la solución final y aplicársela
(idea no tan tonta como quizá se percaten dentro de poco por el CERN,
si el Universo, no ya nuestro escaso planetita,
tuvo un comienzo físico,
físico será su fin,
y quién quiénes conozcan cómo fue hecho
también sabrán cómo se destruye) ;
yo que cuando murió mi padre exprese ese sentimiento verdadero
de que la muerte es el simple producto de aceptarla,
esa falta de amor consistente en aceptarla
sin que ningún rayo de ira ponga su escalera definitiva entre el cielo y la tierra;
yo, ¿qué te puedo decir?
¿Que acepto, pues continúo viviendo,
que soy esa falta de amor que no acaba con el mundo,
que no parte con su rayo de ira las puertas del infierno de la ignorancia,
puertas del infierno del no-amor....
pues soy una sola, una mano sola
y son necesarias todas las manos en esta empresa
de sujetar las vidas, una por una, todas,
de sujetarlas sin dejarlas caer,
¡ni una sola!, pues volveríamos a la casilla de salida
del desamor la ignorancia hacedores únicos de los cementerios?

¡Niégate a vivir, niégome a vivir,
neguémonos todos,
sin las vidas de los que nos faltan,
sin las vidas de los que nos matan de su ausencia!
Si las lágrimas fuesen cuchillos afilados,
dije yo ante otra muerte,
la de mi amada perrita tan pequeña que ni tiempo tuvo de vivir;
si los corazones una larga fila de fusiles
apuntando al pecho de Dios, de las puertas del Cielo,
como la canción de aquel rockero que murió nada más la escribió
(no el Bob Dylan, que es lo único q encuentro por el youtube o la web ahora que la busco)
tal vez la descarga de ira, de dolor, de amor desamparado,
echase abajo todas las separaciones....
Y aparecieran.

Acabar por amor con el mundo,
no sé si estaría mal o bien para futuras posibles generaciones;
pero nos consolase el hecho de acabar con el dolor y la muerte...
que es acabar con el mal.
Así pues estaría bien,
estaría bien que ahorrásemos a posibles generaciones futuras
la estupidez de las encarnaciones en esta física no controlada que es el mundo.
Y por cierto, ¿para qué necesitarían encarnarse en estos nuestros estados lamentables
...¡si ya estaría todo hecho!
El ocio mata;
y el amor es a la única ocupación a la que nos debemos.

Alejandra dijo...

Mil gracias, Carmen. No tenía ni idea de que era capaz de inspirar nada, pero mira, vaya mi agradecimiento por delante. Te he estado cotilleando un rato en tu página y no me queda otra que decirte que es un placer que te hayas dejado caer por aquí.
Un beso.