EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


sábado, 22 de noviembre de 2008

Como las personas normales

Hoy me dispongo a pasar un fin de semana normal, en una casa normal y como las personas normales. Eso significa que no cambio de cama, ni de ciudad, ni de país. Parece una tontería pero me relaja mucho la idea de estar en casa, de no tener nada que hacer mañana y de no poner los despertadores. El estado, no es de felicidad absoluta (dicho está que eso no puede ser desde hace unas semanas) pero sí de tranquilidad absoluta.
Mañana, si me pongo, soy capaz de hacer la colada y la compra. Placeres ambos de los que se disfruta sobremanera cuando no se pueden hacer. Compraré un plátano, un pepino, media manzana y media lechuga (mi tendero es como mi psicólogo y entiende cómo vivo y lo difícil que es comprar para uno y comer a saltitos). Antes mi tendero-psicólogo me ponía ojos de borrego, el pobre. Después, me empezó a dar palmaditas en la espalda (esta muchacha, tan joven, tan sola, tan desamparada, tan poca cosa...). Después comenzó a servirme los plátanos partidos y las lechugas a medias. Y ahora, que se está divorciando de su señora y está a brazo partido con ella, creo que me envidia como nunca y se pregunta por qué tengo la piel tan tersa y el gesto tan relajado. Ya lo entenderá cuando comience a comprar plátanos partidos.
A lo que voy. Que si alguien quiere venir a verme, estoy en casa. Con el mandil puesto, la cofia, las zapatillas de franela y el camisón.
Es lo que hay.

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