EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


miércoles, 19 de noviembre de 2008

Letrinas

Hoy me he reído con ganas y eso no es fácil en mi estado actual que es el que el común de los mortales puede definir como el estado de "no tener el chichi para farolillos". Pues bien, habida cuenta que no tenemos el chichi para farolillos, resulta que una buena amiga (inocente ella por contarlo, sabiendo que tengo un blog), me relata hoy un viaje a un país que no mencionaré y todo en misión especial de trabajo. Resulta que yo no sé cómo ni por qué, la tía se ha tirado quince días hablando de mierda (sí, señores, de mierda) con los paisanos. A lo que voy es que ha estado haciendo fotos a letrinas, cañerías y tuberías (por lo que yo he entendido) y explicándole a los paisanos cómo y por dónde han de cagar para que aquello no se atasque. Cosas de la cooperación internacional (por lo que se ve, insisto).
En un momento dado del relato, se me vuelve para decirme que ahora que ha viajado por trabajo, con tanto estrés y tanta cosa, me entiende perfectamente. En este punto, le he aclarado que mis temas de trabajo son un tanto menos escatológicos y que una viaja pero no habla de mierda con cualquiera ni da charlas sobre cómo marear la cosa.
Ustedes me disculparán pero le debía esta entrada a mi amiga, que es un ángel, que yo lo sé, pero que se mete en unos vericuetos, cuando menos, muy oscuros.
Mañana viajo a Bruselas. Lo único que se me ocurre para igualarme a mi amiga es hacerle otra foto al niño meón de Bruselas. Y ni aún así se supera el relato de las letrinas de esta noche. Relato que ha sucedido, para mayor inri y para purgar mis pecados, en un restaurante chino.
Nos vemos el viernes a mi retorno, si el Profeta así lo quiere.

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