Veinticuatro de diciembre, nada menos. Y esta noche es Nochebuena. Como se dijo, no tengo nada que celebrar en esta noche pero no deja de ser Nochebuena ni nada se para por nada. Donde hace trescientos sesenta y cinco días, cenamos tres, cenaremos solo dos. Nos prepararemos algo más especial que cualquier otra noche, nos miraremos como idiotas, no se oirán villancicos, no habrá risas, no habrá prisas para preparar la mesa antes de que hable S.M.El Rey. No tendremos al Monarca de fondo mientras se preparan las pitanzas. No habrá comentarios al mensaje, no habrá copas después de la cena. Estaremos dos y tendremos poco que decirnos en esta Nochebuena.
Casi veinticuatro horas antes de que todo esto suceda, ya tengo el estómago en la boca y los pelos como escarpias. No en vano será la primera Nochebuena de mi vida en que ni estaré ni hablaré de alguna manera con mi padre. Por más que no he dejado de hablarle desde hace dos meses y pico.
Como dijo el otro, que pase de mí este cáliz.
4 comentarios:
Tengo las mismas sensaciones en este primer año de progenitora ausente. Le mando un beso enorme, señorita.
Imagino que sí, querido Paul. No es nada fácil el asunto. Ni nada fácil ver el hueco vacío, el plato sin poner y el tenedor con sus iniciales en el cajón.
Vendrán otras mejores y usted que lo vea.
Otro beso enorme.
Estás despierta?
Besetes
Me temo que sí, que estoy despierta. Pero también temo que tu mensaje y el mío se han escrito con unas cuantas horas de diferencia y que el blog registra la hora de Mozambique o así.
Así que estoy despierta, es veintiseis de diciembre y son las diez menos diez. Si te sirve el dato, usted dirá.
Un beso.
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