Afortunadamente, el viernes hice testamento. Dicho así, alguien podría pensar que se me ha ido la cabeza. Pero si se tiene en cuenta que yo estaba en la provincia de Jaén y que las temperaturas subieron veintitantos grados en cuarenta y ocho horas, la cosa cambia. Si he de palmarla deshidratada, qué menos que dejar las cosas por escrito.
Para mayor gloria de Renfe, regreso en tren esta tarde a Madrid y el aparato viene con más de mil personas dentro y sin aire acondicionado por una avería. Dicho así, alguien podría pensar que se nos ha ido a todos la cabeza. Renfe ofrece tres autobuses a la altura de Valdepeñas para llegar a Madrid y una, pensando ya en el atasco del puente a la entrada de Madrid, decide continuar trayecto en tren aún pensando en un posible colapso neuronal antes de llegar a Alcázar de San Juan.
Moraleja: si por cualquier circunstancia, teneis que viajar con Renfe en el siglo XXI, en el mes de junio de los próximos mil años, dejad vuestra voluntad por escrito y ante notario. Puede ser útil.
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