EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


lunes, 29 de junio de 2009

Ni con aspirina

El viernes pasado la doctora del trabajo quiso envíarme a urgencias. Hice un requiebro moruno, puse la quinta y salí disparada a la de cabecera que es mujer que, a fuer de ser más vieja y más borde, envía a muchos menos a urgencias y a unos cuantos más al tanatorio. Aún así, se me confirmó la sospecha. Lo mío no era urgente era un simple enfríamiento de un costadito sumado a un vértigo tontorrón ya habitual en mí desde hace años. Tratamiento: aspirina. Y a mi casa. A mi puta casa, me dijo la doctora, que no te quiero ver por aquí ni en el día de mi jubilación. La quiero y la admiro, lo sé. Si me la cambiaran, no viviría igual de feliz.
Dicho esto, y como el diágnostico era un enfríamiento por uso indebido del/de los aires acondicionados, he vuelto al ventilador de toda la vida. Ese cacharro que nunca enfoca bien el chorro del aire, que da vueltas, hace ruido y te deja toda la noche en vela. Ese cacharro por el que bien nos podíamos pelear con nuestros progenitores en la noche de verano y que nunca te tocaba. Ese cacharro que acumulaba mierda en las aspas pero que entretenía mucho a las moscas.
Con mi viejo ventilador con forma de bota, con la taza de café que compré hace ya más de diez de años en una tienda de Alepo y con el cenicero de cristal azul de la fábrica de vidrio de Damasco. El día que me desaparezcan estos objetos (o yo misma los sustituya por otras modernidades prometedoras), seguramente volveré a coger otro enfríamiento. Y de ese, no me cura doña Julia con Aspirina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si esque ya no hay aires como los de antes....
Besetes y ánimo con los papeles!!!

Alejandra dijo...

Por ahora, ironías de la vida y después de tanto papel, llego a Madrid y no me queda del higiénico. Creo que mañana me toca comprar.
Un beso.