He cometido el error (o no) de echar la vista atrás en el blog para ver qué hacía por estas fechas en el 2008. Había recibido visitas de amigos, andaba preparando un viaje en julio a Palestina, andaba acompañando a mi padre a unas pruebas en Madrid.
Parece que de todo hiciera siglos. Sólo saco en conclusión que hay un antes y un después en 2008. Me veo ajena en esas fechas a todo el dolor que se nos venía encima. Tan ajena que ni siquiera me veo temiendo nada. Ni pensando en que nada malo pudiera suceder. Sin embargo, estábamos ya en una pendiente que nos llevaría hasta octubre sin saberlo. Y allí teníamos el punto y final. Sí, estábamos rodando cuesta abajo sin saber que se estaba yendo, que era el último junio, el último julio, el último agosto, el último septiembre. Mejor no haberlo sabido porque me veo feliz en esas entradas del verano de 2008.
Tan generoso fue que ni siquiera me hizo pensar en que era el último verano. Hoy que ya lo sé y que hemos pasado el primer otoño, el primer invierno y la primera primavera sin él, no puedo sino agradecerle todo de nuevo. Allá donde esté. Y en su memoria.
2 comentarios:
fueron, son y serán estelas en el mar.
un beso
Un beso, Mar. Que estás al quite.
Publicar un comentario