Se han puesto de moda estos programitas y los veo en todas las cadenas que normalmente llego a ver. Por una parte, me enternecen. Me recuerdan a mí misma cuando venían a verme y yo enseñaba aquello como si fuera mío. Por otra parte, me alegran. Me recuerdan que regresé y que no hablo con ese deje de nostalgia que al final les sale a todos.
El caso es que dejaré de ver estos programas. Hoy están en la Bretaña, los de madrileños. El otro día, eran andaluces en Dubai. Y hace no mucho, manchegos en China. En resumen: que no queriendo volver a vivir fuera, me entra también mucha envidia, en el fondo. No sé si porque no salí en la tele en su momento (con el tremendo juego que hubiera dado mi lavadora manual marca Al-Asad) o cuál será la razón. Pero es así de raro.
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