Ayer, hizo un año del comienzo del final. Ese 23 de septiembre ingresaban a mi padre en un clínica, para luego ingresarlo en otra el 27 de la que ya nunca saldría por su pie como había entrado. Un año. Un año y no se van de la cabeza ni los gestos, ni las palabras, ni los silencios, ni las ternuras, ni los llantos. Ni el dolor, sobre todo el dolor, que no se va, que es mentira que se vaya, que no es cierto, que no me lo creo y que parece que hoy lo viviera todo otra vez.
Y estoy lejos de todo y nada me lo recuerda. Nada de lo que hay aquí tiene que ver con él. Pero es lo que hay. Comienza la cuenta atrás para un aniversario que no me gustaría tener nunca en la agenda y que va a estar ahí ya siempre. Hasta que la muerte nos separe.
4 comentarios:
NO se va Ale, no se va. Se vive con ello, con más o menos anestesia según vengan los acontecimientos del año, pero no se va.
No se va porque fue importante el antes, durante y después.
Animo bonita, nos vemos en el continente de toda vida, vale?
Buen viaje de vuelta
Un beso grande Alexei
Pues aquí, estamos, querida, del vuelta al viejo continente como bien sabes y has podido comprobar.
Y un beso.
Otro para vos, reina mora, que a saber en qué te andas, con lo calladita que estás últimamente.
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