EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


jueves, 23 de julio de 2009

El café de la mañana

Me gusta recordarle a todas horas. Me refiero a mi padre, claro. Ayer me contaba mi progenitora que se había encontrado de casualidad con uno de sus antiguos compañeros de trabajo, ya jubilado. Habían conservado el hábito del café de la mañana entre los antiguos compañeros de café. Le cuentan que repiten cosas de las que él decía en esos cafés, chascarrillos, chistecillos, algún repaso a algún político del momento. Repiten, al cabo, trozos de su vida y de su ser. Eso me gusta. De alguna manera, está en el café de cada día y en cada uno de esos hombres que compartieron café con él tantas mañanas.
Me gusta recordarle así, en ese café de las mañanas, donde se le podía ir la vida misma y la voz arreglando el mundo. Creo que a mí me gusta arreglar el mundo en un café porque es algo que va en la genética que le heredé. Me gusta recordarle ahí, cuando aún trabajaba, cuando tenía que decidir cosas, cuando se cansaba de decidirlas. Me gusta porque recordarle viviendo su última juventud.
Me gusta saber que está en el café de las mañanas. En nuestros aperitivos. En los viajes que nos queden por hacer. En lo que dejó de bueno a mi familia. En los recuerdos que pueda haber dejado en sus hijos y los recuerdos que hagamos llegar a sus nietos. Es lo único que me consuela y lo que más me gusta. Que se le recuerde a todas horas y que alguien me diga que le recuerda y le repite las frases que él dijo.
No me gusta el silencio, no me gusta que no se recuerde a quien no está. No me gusta cómo quieren hacerte creer que es mejor pasar las páginas, olvidar rápido, pasar de puntillas por la muerte y lo que la rodea. No me gusta lo poco que esta sociedad nuestra recuerda a sus muertos. No me gusta. No me gusta parecer culpable de querer recordarle a todas horas porque recordarle a todas horas, ni me duele, ni me pesa, ni me entristece. Recordarle a todas horas es el único homenaje que ya puedo hacerle. Y no me gusta que me digan que es mejor no regodearse en el recuerdo.

2 comentarios:

Almu dijo...

Me voy ya, en unas horas, Prometo un vino por la memoria, otro por la salud y otro más por las buenas amistades.
Besetes

Alejandra dijo...

Si he contado bien, son tres vinos. Sé que vas a tierra de buenos vinos pero procura no hacer excesos.
Yo también me voy en unas horas, pero a seguir trabajando. Nos vemos pronto y cuando las cosas sean muy distintas: tú trabajando y yo de vacaciones.
Y un beso. Disfruta.