
Con las especias morunas que adquirí en el barrio del Mellah de Marrakech, me estoy haciendo un guisillo de chuparse los deditos. He cumplido con todas las tareas de lavadora y plancha que me correspondían para poder salir mañana de nuevo y escuchando a Teresa Berganza y tangos (en este orden) en radio Intercontinental. El olor de mi guisillo llega ya por la escalera y sé que me envidia toda la vecindad. Imagino que piensan que aquí vive una abuela con guisillos de olores antiguos y tangos viejos de hilo musical.
Mañana a estas horas, estaré ya volando para Beirut, vía Estambul. Echaré de menos tener este rato de guisillo, el olor de casa y el descanso dominical. Pero el jueves volveremos a la madre patria.
4 comentarios:
Querida Alejandra: Te leo y me das un poquillo de envidia, pero estar en la esquina de la peninsula, después de haber comido maravillosamente, hace la vida más llevadera, aunque mañana se acabe lo bueno. Buen viaje libanés y que sepas que, aunque sea de forma intermitente, te leo.
Un besazo
mar
Querida Mar: Seguro que no tienes nada que envidiar desde esa esquinita de la península. Me alegra leerte por aquí aunque sea de manera intermitente. No faltes a la cita.
Un beso grande.
"Am´iga spagnola" buen viaje por Beirut.
Mira que siento no poder acompañarte, pero si necesitas reportera gráfica me presto a ello...
Besetes
Pues mira tú por dónde, querida anónima, de Beirut sí tengo fotos de mis múltiples paseos por Líbano. Pero no serán de la misma calidad, eso seguro.
Hablamos a la vuelta.
Saludos y buena semana.
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