EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


miércoles, 31 de marzo de 2010

A frigideira

Estaba intentando seguir el paso de David Grossman y La vida entera en estos días cuando, por absurdo que parezca, se me cruzó en mi vida un montón de libros de instrucciones de un frigorífico, una vitrocerámica, un grifo, una campana extractora de humos y un fregadero. El primer paso ha sido, separar los que vienen en otros idiomas y buscar en esa montaña de papeles los escritos en español. Que bastante tiene una con lo suyo a diario como para ponerse a leer esto en lenguas vernáculas, propias, fractas y muertas. Pero, oh, maravilla de las maravillas, desbrozar el terreno, me llevó un rato. Por ahora, ya me sé las propiedas del grifo y también las del frigorífico (recomiendan no chupar los hielos directamente del frigorífico que es cosa harto curiosa porque me da por pensar que si lo recomiendan para que nadie se haga quemaduras es porque más de uno y más de dos habrán pasado la lengua directamente por el cajón del congelador...cosas veredes). Lo peor es llegar a la vitrocerámica cuándo te explican cómo proceder porque ahí así, me he entretenido con el portugués: Coloque a frigideira em cima da placa, seleccione a zona de cozinhar, toque no símbolo, seleccione a potencia de fritura desejada, depois de ouvir o sinal, deite gordura na frigideira e comece a fritar. Que dicho así, sin música, no suena a nada. Pero con su poquito de fado, lo mismo me da a mí que me hablen de amor que de cómo poner una sartén en una vitrocerámica.

Ya dije al comenzar el blog que me obsesiona aprender portugués. No lo hago por falta de tiempo. Pero una lengua que me suena igual de bien cuando me hablan de sartenes que de la subida del precio del trigo, tiene que provocar cierto placer.

Cuando termine con el resto de los electrodomésticos, volveré a David Grossman. Al principio, me sentí culpable. Pero desde que he descubierto dónde puedo poner los huevos, soy muy otra. Así que, que me perdone el señor Grossman y todo su poder e intensidad (en palabras de Paul Auster) pero tendrá que entender que jamás la lectura de un libro me había pillado terminando de instalar mi nueva cocina.

4 comentarios:

Almu dijo...

Fenomenal!!! Ya andas por casa!!! Pues mete una latita de coca cola en ese "a frideira" que el sábado a la tarde ya ando yo por allí!!!
Esto es bonito, un poco jodido los campos de concentración.
Hablamos bonita

Alejandra dijo...

Tus deseos son órdenes son para mí. Ahora bien, no quiero quejas después. El sábado te espero, comiendo huevos...

Un besito.

Almu dijo...

Querida mía el sábado si va todo bien yo comeré una paellita en Santa Pola y subiremos a eso de las 6 de la tarde, al llegar llamo, Besetes

Alejandra dijo...

Bienvenida. Yo te esperaré con la Coca-cola, no lo dudes.
Disfruta de lo tuyo.