EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


domingo, 20 de febrero de 2011

De dominguera

Hoy me confieso de dominguera absoluta en el peor sentido del término. Y me apetece. Es un fin de semana normal con todas sus horas, su reposo, cena con las amistades, lectura, sol a ratos, nubes por momentos y mucha información. Cuesta seguir al momento todo lo que va sucediendo desde Marruecos hasta Bahrein. Casi más cuesta creer que esté sucediendo de verdad después de tantas décadas de silencio y de miedo de la gente a echarse a la calle y decir qué quiere y cómo lo quieren. Es de la única realidad de la que no consigo desconectarme ni en sueños. Creo que esta noche he visto calles que he conocido y personas que estuvieron en mi vida en algún momento. No creo que la revolución árabe haya pivotado en la tecnología. Ni mucho menos. Sólo creo que hay personas muy hartas, muy cansadas, muy humilladas que han querido hacer esto. Lo otro, forma parte del atrezzo. Pero ni Facebook, ni Twitter, ni nada de esto, mueven nada que no queramos mover nosotros. He leído de todo en estos días pero creo que lo más acertado que he podido leer son aquellos artículos, opiniones, que hablan del caldo de cultivo anterior, de manifestaciones, huelgas, malestar, de todo lo que venía pasando. Eso sí lo creo. Y lo demás como herramienta para propagar el malestar. No más, no menos.
Me parece un tiempo interesante, con muchas incertidumbres, pero un tiempo de cierta dignidad. De muchísima, si me apuráis.
Queda arrimar el hombro, sí. Quienes están moviendo el motor de la revolución, están en ello. Quienes sólo podemos observadores porque no es nuestra batalla, también nos queda trabajo. Mucho. Sobre todo, el de no volver a caer en la apatía, en el todo vale, en el de las cosas son así, en no caer de nuevo en que nada puede cambiarse y en el colaborar a construir un espacio mediterráneo verdadero. Hecho y derecho. Un espacio de referencia, de libertades, de calma, de diálogo. No está todo hecho. Tampoco de nuestra parte. Ni mucho menos.

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