Sería capaz de acostarme a estas horas y despertarme mañana por la mañana. Hoy falta sueño, ganas, empuje, descanso. Falta de todo, supongo. Pero resistiremos hasta que se haga de noche. Para no caer en el círculo vicioso que me lleva después a estar haciendo la colada a las cuatro de la madrugada o menesteres menos ruidosos y viendo amanecer.
La inversión de los tiempos es algo habitual en mí. No frecuente pero tampoco nada raro. En momentos de libranza, supone un verdadero placer. La noche me concentra, me hace vivir, me activa. En períodos de trabajo, temo una noche en vela tanto como si viniera a verme el mismísimo Satanás. Aún así, sobrevivimos a la de ayer sin que apenas se notara.
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