EL COLLAR DE LA PALOMA




Obrad como si no me hubierais conocido nunca, que yo también obraré como si no me hubieseis conocido ni amado.


sábado, 22 de agosto de 2009

Microlax

Acabo de ver el anuncio éste de las manadas de turistas que van y vienen en un viaje organizado (sin tiempo para defecar, a lo que parece). Lo más tierno es cuando la chica llega a la habitación del hotel y se saca la cosa microlaxiense que va como un guante.
Caigo en la cuenta que es la primera vez en mi vida que voy a viajar con un viaje organizado (no cuentan las excursiones egeberianas ni el bachillerato). No sé cómo me voy a sentir, acostumbrada como estoy a viajar tanto, tan en soledad, tan lejos, tan sin nadie, tan conmigo. Mañana viajo sin manejar yo el vehículo, sin controlar yo los horarios, sin decidir por lo que se ve cuando voy a ir al cuarto de baño y sin nada de lo que habitualmente tengo que hacer. La ventaja es que tengo que pensar poco. La desventaja es que me da la sensación de que todo el mundo vuelve con estreñimiento de un viaje organizado.
A mis 37, es la primera vez que esto me sucede. Me lo voy a tomar como la aventura del siglo. Como lo que es, en realidad. Aunque advierto a mis lectores que me llevo el permiso de conducir por si me agobio a tal extremo que decido alquilar un coche y darme a la fuga.
Nos vemos a la vuelta.

4 comentarios:

Almu dijo...

Mira que leyéndote me entraron ganas de leer la saga esa de libros que dije yo que no leería nunca... ahora que leyéndo esta última entrad no me apetece ni de lejos tener que viajar con el consiguiente microlax o como se llame... En fin, buen viaje y espero que no necesites algo así.
Bebe un vinito a mi salud

Alejandra dijo...

Por ahora, la cosa intestinal va perfecta, como un reloj. El viaje también. Aunque con sobredosis de monasterios y, sobre todo y esto es lo peor, de santos y reliquias. Hoy he conocido a un par de santos de los que daré cuenta en otro momento. Os hablaré también de todos los huesos, cráneos y demás. Lo único bueno de la santidad es que las vísceras no resisten el paso del tiempo. De lo contrario, le habría visto también los higaditos a San Cucufato. Por ejemplo. También os hablaré de un monja incorrupta. En resumen, de una serie de horrores y guarrerías diversas que, ni en vuestros peores sueños, podríais imaginar.

Anónimo dijo...

Gracias a Dios tú no eres Lucy Jordan. Te leo siempre con una sonrisa. Un beso.

Alejandra dijo...

Gracias a Dios porque no soportaría llamarme Lucy y apellidarme Jordan. Francamente y en verdad te digo, que me quedo como estoy.
Un besazo.